¿Saben cómo trabajan las ambulancias?

Cartas al director
Cartas al director CARTAS AL DIRECTOR

OPINIÓN

MARCOS MÍGUEZ

11 jul 2023 . Actualizado a las 20:52 h.

Entender el conflicto de las ambulancias

En estos tiempos de elecciones estaría bien que entendiéramos el conflicto de las ambulancias. Es un servicio prestado por empresas y trabajadores privados que nada tienen que ver con lo público. La Xunta de Galicia saca un pliego de condiciones para adjudicar el servicio, es decir subcontrata el mismo, normalmente a bajo coste y dejando que se arreglen empresas y trabajadores. De la licitación salen la compra de ambulancias, materiales, mantenimientos y pagos de salarios. En este contexto los más perjudicados siempre son los trabajadores. Alguna empresa hasta se queda con dinero de los salarios o no mantiene las ambulancias (ruedas gastadas, no poder echar gasolina, sin frenos...) Bien haría la Xunta en dejar de subcontratar este servicio tan esencial y hacer como en la mayoría de los países de Europa: dependen directamente de los ministerios de sanidad, al igual que los hospitales o servicios de emergencias. En Europa los técnicos no son camilleros sino paramédicos... son los primeros en llegar a la emergencia, Aquí son TES y se les paga como simples conductores o camilleros. A veces se tira de eventuales y de contratos en prácticas y con poca experiencia. Con la salud y vida de las personas no se juega y esto se está convirtiendo en un compadreo por ver quién licita a la baja y logra llevarse el contrato. Últimamente las distintas empresas se van repartiendo el pastel por toda Galicia, es decir podíamos equiparar su funcionamiento al de un cártel. Ya han ocurrido incidentes por falta de ambulancias, material o trabajadores. Hay quien trata de ocultarlo. En Galicia vamos camino de perder un bien tan preciado como la sanidad pública. Hay quien contrata pólizas privadas y piensa que pagando 12,30 o 50 euros al mes, le va a cubrir todas las enfermedades y patologías. Al final, la mayoría de los ciudadanos acabamos en los hospitales públicos. Oscar Guillán Lago.

Los paracaidistas políticos 

La convulsa Primera República acuñó el vocablo «cunero» que la RAE define: «Dicho de un candidato o diputado a Cortes extraño al distrito y patrocinado por el Gobierno» pero que también auspicia la oposición. Dicho término ha sido sustituido por otro más gráfico, «paracaidista»: político que se afinca en una circunscripción ajena a la suya en detrimento de los políticos del lugar. Es esta una maniobra para colocar en la cúspide a gente que de lo contrario incrementaría las listas del desempleo. La consecuencia es que un señor de Castellón que va de número uno por Salamanca tiene que acudir a Google Maps para saber la ubicación de su circunscripción, o una señora de Pontevedra que encabeza la lista por Ciudad Real, cuando no sabe ni dónde se localiza; de hecho, ella la situaría a orillas del Mediterráneo. Se dan casos en los que el candidato prefiere ir de cunero aterrizando en un puesto con premio garantizado. Por ejemplo, se presentaría de número tres por Madrid en lugar de hacerlo por su circunscripción natural. Por ejemplo, número uno por Guipúzcoa. En este último caso sus posibilidades de salir elegido serían remotas y él y su organización consideran que no es cuestión de arriesgar los garbanzos. Este proceder por parte de los partidos políticos resulta vejatorio para los votantes que ven perplejos cómo un forastero que no conoce la idiosincrasia ni los anhelos de la circunscripción se ve aupado a un puesto que no le corresponde, discriminando a un paisano querido y ducho en la materia. Política y pancismo, lo mismo. Francisco Javier Sáenz. lasarte.

 La violencia no diferencia partidos

Estas noticias caen como una losa. Nos dejan sumergidos en medio de la inmundicia. Acaba de conocerse que un hombre mató a su mujer y quería tirar a sus tres hijos al río para ahogarlos. Un arma le bastó a este individuo para truncar la vida de cuatro personas. Suma y sigue. El número de muertas por violencia de género no hace nada más que crecer. 28 personas han perdido la vida en lo que llevamos de año y 1.212 desde que en el 2003 comenzaron a darse a conocer las estadísticas. Hay quien piensa que la violencia machista es mayor entre la población de unas determinadas siglas políticas. No es cierto. Los asesinos andan sueltos y no son más en las filas progresistas que en las filas conservadoras. Que nadie se lleve a engaños. Quizá este es uno de los motivos para que el problema no se resuelva. Marisa García. Lugo.