Aquel lejano mayo

Ramón Pernas
Ramón Pernas NORDÉS

OPINIÓN

Keystone

27 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Con el paso del tiempo supieron que debajo de los adoquines nunca estuvo la playa, que solo era una ingeniosa y afortunada frase del ramillete de eslóganes felices que propició aquel mes de mayo, cuando desde París se invocaba la imaginación al poder y se gritaba que para ser realistas había que pedir lo imposible.

Tengo ante mí una fotografía de Jean Paul Sartre y Michel Foucault que me motiva a escribir este artículo. Han pasado cincuenta y cinco años desde aquel lejano mayo francés del 68, que en realidad comenzó el 22 de marzo, cuando 142 estudiantes ocupan las dependencias administrativas de la universidad de Nanterre guiados por media docena de líderes,entre los que destacaron Daniel Cohn Bendit (Dany le rouge), Alain Krivine y Alain Geismar. La revolución entonces todavía era posible, y la sombra del hombre unidimensional de Marcuse se extendía veloz desde que el 3 de mayo los estudiantes ocuparon la Sorbona, el Odeón y las calles de París. La Renault decretó la huelga general y obreros y estudiantes se unieron en la revuelta reivindicativa que llevo a Francia a la crisis mas aguda desde la segunda gran guerra.

Fue De Gaulle quien, después de la firma de los acuerdos de Grenelle, que sobre el papel supusieron un incremento salarial del 35 por ciento, convocó elecciones anticipadas, que se celebraron en junio y supusieron el final de aquel mayo francés, que durante muchos años siguió vivo en el corazón de la izquierda europea. El viejo general fallecía apenas dos años después.

Pero el tiempo fijó en el mapa de la historia recuerdos y frustraciones. Daniel Cohn Bendit esta punto de cumplir ochenta años, su ideología combativa se moderó esencialmente. Todavía es eurodiputado por los Verdes, al igual que fue Alain Krivine líder de la Liga Revolucionaria, falleciendo el pasado año a los ochenta y dos años, dos menos que los que tiene Geismar.

Aquel año, los tanques soviéticos invadieron Praga y se inició un camino sin retorno hacia la libertad.

Alguien dijo que el mayo francés fue una época tan embriagadora como angustiosa para los que asumimos el texto de Dany el rojo que tituló La revolución que tanto quisimos. Bases revolucionarias que se fueron contagiando a otras universidades y a otros países como las grandes revueltas de la universidad compostelana, a imagen y semejanza de la Sorbona.

Hoy, después de cincuenta y cinco años, sabemos, como una frese escrita en la pared, que la vida está mas allá.