Mayores desempleados

Roberto Bande PUNTO DE VISTA

OPINIÓN

Agostime | EUROPAPRESS

26 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Un colectivo especialmente castigado por el desempleo es el de los mayores de 55 años, que representan el 17,5 % del total.

Son personas que una vez que entran en el desempleo tienen muchas dificultades para encontrar un trabajo, con una incidencia muy elevada del paro de larga duración (más de un año en dicha situación): según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), dentro de este colectivo el porcentaje de parados de larga duración es del 64 %, frente al 45 % del conjunto de desempleados.

No es de extrañar, por tanto, que se hayan diseñado políticas dirigidas específicamente a este segmento, como las bonificaciones a la Seguridad Social, de diferentes cuantías y duraciones, aunque con escaso éxito, ya que la tasa de desempleo de larga duración del colectivo no ha dejado de aumentar en los últimos años.

¿A qué se puede deber esta dinámica?

La teoría económica nos enseña que el desajuste en el mercado de trabajo puede darse por el lado de la demanda (las empresas necesitan un perfil determinado de trabajador que no coincide con el disponible en el mercado) o por el lado de la oferta (cuando los trabajadores deciden no aceptar los trabajos que se les ofrecen porque los beneficios no compensan los costes). Como siempre, la realidad será una mezcla de ambas situaciones.

Los trabajadores de mayor edad presentan características que los hacen menos atractivos para las empresas, a pesar de los menores costes de contratación: su adaptación a entornos cambiantes es menor, suelen dominar peor las nuevas tecnologías, pueden tener cargas familiares que los hace menos flexibles en cuanto a jornadas, movilidad, etcétera. Desde esta perspectiva, más que incidir en las bonificaciones debería apostarse por la formación continua y por aliviar las cargas familiares a través del acceso preferente a los servicios sociales.

Desde la perspectiva de la oferta, las condiciones que se ofrecen en ocasiones son difíciles de aceptar para este colectivo, bien sea por el tipo de jornada, las condiciones laborales o el salario. Jornadas largas y concentradas en fines de semana (hostelería), trabajos con cierta carga de penosidad (construcción) y, sobre todo, salarios bajos, hacen que estos empleos no sean atractivos para este segmento de la población activa.

El «páguenles más» del presidente norteamericano Biden podría ser una posible solución, aunque no aliviaría el resto de condiciones que impiden el ajuste.

Todo lo explicado en estas líneas puede considerarse otro motivo más para impulsar el necesario y postergado cambio de modelo productivo que necesitamos en España.