Jueces: un acuerdo insatisfactorio

Sergio Oliva Parrilla MAGISTRADO Y MIEMBRO DEL COMITÉ NACIONAL DE LA ASOCIACIÓN FRANCISCO DE VITORIA

OPINIÓN

Rodrigo Jimenez | EFE

25 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Seis de las siete asociaciones profesionales de las carreras judicial y fiscal firmamos este 23 de mayo el acuerdo alcanzado con los ministerios de Hacienda y Función Pública y de Justicia en el seno de la denominada mesa de retribuciones, lo que ha supuesto la desconvocatoria de la huelga indefinida de jueces y fiscales que iba a empezar el 22 de mayo.

El resultado obtenido, a pesar de los esfuerzos desarrollados durante años por las asociaciones profesionales, es insatisfactorio, pero, a la vez, constituye una mejora tangible y aplicable a toda la carrera judicial que nunca antes se había logrado. En estos últimos veinte años, los jueces hemos perdido una media del 20 % de poder adquisitivo y con el acuerdo solamente se recupera en torno al 7%.

Lo mejorable del acuerdo no impide reconocer que es la primera vez, tras 20 años de vigencia, en la que los instrumentos contemplados en Ley 15/2003 se han demostrado eficaces para obtener un real incremento de la retribución de la carrera judicial. Se han conseguido, además, compromisos y calendarios que no habíamos logrado en veinte años. A partir de ahora, la mesa de retribuciones se flexibiliza y adopta una periodicidad anual que permitirá una configuración más ágil de la estructura retributiva a la realidad de la carrera judicial, conformando la creación de grupos de trabajo en la que se abordarán cuestiones tales como la recuperación del tramo de poder adquisitivo aún pendiente, la retribución de las guardias (¿sabían que un juez cobra menos de tres euros brutos la hora de guardia?), los grupos poblacionales, los trienios, la carrera profesional y otros complementos por circunstancias especiales que integran la citada estructura. Y esto se hará con la efectiva intervención de los responsables de Hacienda y Función Pública, lo que supone una interlocución directa —nunca hasta ahora alcanzada— entre las asociaciones profesionales y los responsables últimos de nuestra estructura y cuantía retributiva.

El acuerdo ha sido respaldado por la totalidad de los asociados de la carrera fiscal y por tres asociaciones judiciales que representan el 54,6 % de los asociados de la carrera judicial (el 30 % del total de los jueces). Y, aunque el acuerdo es manifiestamente insuficiente, resulta sorprendente que haya quien lo califique de indigno.

Las palabras, más aquellas que son plasmadas en un documento escrito, son poderosas herramientas que, usadas de uno u otro modo, pueden construir puentes o erigir barreras, y hay que elegir sabiamente cuándo y cómo se utilizan, pues su impacto perdura más allá del momento en que son pronunciadas.

Manifestar, sin aparente rubor, que algo es indigno y, acto seguido, no desarrollar de manera efectiva una huelga indefinida, previamente anunciada al formar parte del grupo de asociaciones inicialmente convocantes de aquella, se revela, a ojos de cualquier observador mínimamente avezado, como una posición, cuanto menos, incoherente. En un mundo donde los ideales se desvanecen ante intereses ocultos, la incongruencia entre palabras y acciones revela las verdaderas motivaciones detrás de cada postura.

Uno de nuestros mayores defectos es que somos más dados a hablar de las cosas que a hacerlas. Y es en la acción donde se encuentra el verdadero progreso. La simple emisión de opiniones sin que estas se materialicen en actos concretos nada aporta a la mejora de las condiciones profesionales de la carrera judicial. Son los acuerdos reales, aún insuficientes, los que permiten avanzar en dicho objetivo, especialmente cuando sientan las bases, como en este, para seguir progresando en las necesidades de la carrera judicial.

La ciudadanía no se merecía que, tras un prolongado conflicto derivado de la huelga de los letrados de la administración de justicia y con la actual huelga indefinida de los funcionarios, fueran los miembros de la carrera judicial los que agravasen más esta situación, especialmente cuando se han obtenido resultados sin necesidad de tener que recurrir a un solo día de huelga, por más que no colmen nuestras legítimas aspiraciones.

Falta completar el camino, y lo recorreremos —que nadie lo dude—, porque no hay mayor legitimidad que la amparada en razones de justicia.