La vuelta de Trump

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

Contacto / Robin Rayn | EUROPAPRESS

15 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El regreso del expresidente Donald Trump a la carrera electoral en EE.UU. ha supuesto el retorno de todo lo que el propio Trump ya tenía acreditado, porque el que ha vuelto es —sigue siendo— la vivísima imagen del que nunca se fue del todo. Sin ir más lejos, el pasado martes, día 9, un jurado determinó que había cometido una agresión sexual contra la escritora E. Jean Carroll, a la que deberá indemnizar con 5 millones de dólares, y todo esto porque Trump no ha sido declarado culpable de violación, sino solo de abuso sexual. Matices que, como se ve, importan. Pero no ha logrado evitar la llegada al juicio ni ha podido comprar el silencio.

A cualquier candidato, todo esto lo habría preocupado enormemente, pero no parece que sea este el caso de Trump, quien afrontará en un año una verdadera batería de procesos, fiscales y políticos, que contribuirán a hacer de su candidatura una etapa cuando menos compleja y atareada. Pero Donald Trump está convencido de que es imparable y presume de un apoyo popular que probablemente aún sigue teniendo. Pero el día de las elecciones todavía no ha llegado y, mientras, algo se mueve, sobre todo los miles de migrantes que intentan entrar en EE.UU. y que quizá serán también una baza que Trump utilizará en la batalla electoral.

La realidad es que Donald Trump está de vuelta y que es el mismo de siempre: el que soporta con displicencia las adversidades y se muestra cada vez más seguro de sus posibilidades. A su alrededor se alza un oleaje electoral que él aparenta conocer y saber utilizar. Pero ese futuro del que se muestra tan seguro todavía no está escrito, ni está libre de alimentar sorpresas, porque los resultados electorales solo se conocen después del recuento de los votos. Trump respira gran seguridad en sí mismo, sí, pero con esto no basta. Porque la realidad política está llena de sorpresas y de novedades.

En suma, que estamos ante un político conocido, del que ya vimos en el pasado lo mucho —y muy sorprendente— que es capaz de dar que sí. Lo que estamos viendo ahora es que, sustancialmente, el personaje público no ha cambiado. Y, al parecer, tampoco han cambiado mucho quienes lo avalaron políticamente en el pasado. Hay que reconocer que el líder tiene su singular tirón y que cuenta con apoyos forjados en el pasado y que, al parecer, permanecen. ¿Son suficientes para que él gane? Ni se sabe.

De momento, estamos viendo que se ha entrado en una campaña incierta en la que los vaticinios en curso no parecen muy acreditados. Y quizá sea evocable aquí una advertencia del gran Mahatma Gandhi: «Si hay un idiota en el poder es porque quienes lo eligieron están bien representados». Cuidado.