La salud mental en niños y jóvenes

José Mazaira RESPONSABLE DE LA UNIDAD DE SALUD MENTAL DE LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA DEL CHUS

OPINIÓN

ASDF

03 may 2023 . Actualizado a las 10:54 h.

Hasta la aparición de los primeros estudios epidemiológicos predominaba la opinión de que los niños que padecían trastornos psíquicos eran pocos, y que sus problemas eran en general leves y se resolvían con el tiempo, desaparecían según se hacían mayores.

Desde entonces, cincuenta años de investigaciones se empeñan en demostrar que nada de eso es cierto. Sin grandes diferencias entre países, los estudios de prevalencia muestran que un 10-20 % de los niños y adolescentes sufren algún trastorno psíquico.

Los más frecuentes son los trastornos de conducta, que presentan un 5-10 % de niños y jóvenes, los trastornos de ansiedad (un 4-6 %), y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) (3-5 %). Muchos de los que tienen alguno de estos trastornos padecen más de uno (la mitad de los pacientes con TDAH presentan además un trastorno de conducta, y es frecuente que los que sufren problemas emocionales combinen síntomas de ansiedad y depresivos).

La edad a la que aparecen depende del trastorno, y también hay diferencias en su distribución por sexos. Algunos suelen iniciarse precozmente en la infancia, como los trastornos del neurodesarrollo, la hiperactividad o los trastornos de conducta (todos más frecuentes en varones), mientras que otros como la depresión y los intentos autolíticos o la anorexia y la bulimia nerviosa (más frecuentes en mujeres), las psicosis o los consumos de sustancias son mucho más comunes en la adolescencia.

Las opiniones sobre sus causas se dividían entre quienes creían que estaban biológicamente determinados frente a los que consideraban que eran provocados por el ambiente (y muchas veces «culpa» de los padres, la primera desafortunadísima opinión sobre la causa del trastorno autista). En nuestros días, para la mayoría de ellos muchos datos apoyan la intervención conjunta de factores genéticos, neurológicos y psicosociales (ambientales y culturales), con diferentes pesos según el trastorno (más influencia genética en el autismo, TDAH o trastorno bipolar, más influencia ambiental en los trastornos de conducta).

Las investigaciones muestran que hasta hace muy poco solo una minoría de estos pacientes recibían atención especializada en salud mental, y que incluso en los países más desarrollados alrededor de la mitad no recibían ayuda profesional alguna. Y en contra de lo que se pensaba, que muchos de estos trastornos persisten durante la adolescencia y hasta la edad adulta, especialmente los trastornos de conducta, pero también el TDAH y los trastornos emocionales: la mayoría de los adultos jóvenes que padecen trastornos psiquiátricos han padecido problemas psíquicos en su infancia o adolescencia. Esto no es todo. Las evidencias sugieren que la situación está empeorando, y que en los últimos años cada vez son más frecuentes entre la gente joven los problemas de conducta, el abuso de sustancias, la depresión y el suicidio, y posiblemente también los trastornos de alimentación. Y la pandemia ha multiplicado el problema. Tenemos que hacer algo, ¿no?