Nanopartículas: caballo de Troya contra el cáncer

María Blanco Prieto FIRMA INVITADA

OPINIÓN

01 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El caballo de Troya fue una gran construcción de madera con forma de este animal donde, según la leyenda, se escondieron los soldados griegos para penetrar en la ciudad fortificada. Esta estrategia de guerra se puede asimilar a la que utiliza la nanomedicina contra el cáncer. Con esta tecnología, los fármacos se introducen en nanovehículos para llegar hasta el tumor y evitar así los efectos tóxicos que producen otros tratamientos como la quimioterapia. Esta especie de dron o caballo de Troya de los medicamentos consigue una mayor respuesta con una menor toxicidad, ya que dirige el fármaco hasta las células tumorales sin dañar las sanas.

Los nanofármacos son una prometedora opción en la batalla contra el cáncer y otras enfermedades. En el caso particular del cáncer infantil, en los últimos años hemos asistido a un impresionante progreso en cirugía, radioterapia y quimioterapia, además de en el diagnóstico en estadios tempranos de la enfermedad. Más del 80 % de los cánceres pediátricos se curan, pero el reto es «curar mejor», y que los niños no sufran en la edad adulta las secuelas derivadas de los tratamientos quimioterápicos.

Cada año se producen 1.000 casos de cáncer infantil en España, y, aunque constituye la segunda causa de muerte en niños y adolescentes, tras los accidentes domésticos, la cifra es afortunadamente baja si la comparamos con los casos en adultos, que ascendieron a más de 280.000 en el 2022. Esta aparentemente buena noticia en la lucha contra el cáncer pediátrico se convierte en desventaja para su investigación, ya que, al ser considerada una enfermedad rara, la inversión de las farmacéuticas es considerablemente más baja que la destinada a fármacos para adultos. En el otro lado, cabe resaltar el importante papel que juegan las asociaciones de padres de niños con cáncer (El reto de Pablo, Marta la princesa Valiente, la asociación NEN, etcétera), que llevan a cabo multitud de acciones con el fin de recaudar dinero para la investigación del cáncer infantil.

Existen estudios que revelan que aproximadamente un 70 % de los pacientes que han superado un cáncer en la infancia o en la adolescencia padecerá algún tipo de secuela derivada del tratamiento en la edad adulta. En este contexto, cabe esperar que los nanofármacos añadan un gran avance, ya que los niños son pacientes especialmente vulnerables y con una esperanza de vida muy larga. Es vital que los investigadores, los pediatras, los clínicos, las agencias, etcétera, colaboren para implementar la nanomedicina en pacientes pediátricos, algo que ya se hace en adultos.

Las vacunas frente al covid de Pfizer-BioNTech y Moderna, que vehiculizan el ARN mensajero en nanopartículas, se convirtieron un punto de inflexión para la aplicación de la nanotecnología. Gracias a los avances durante la pandemia, la ciencia está afinando los tratamientos basados en nanopartículas de forma extremadamente rápida y se ha allanado el camino con las agencias regulatorias. Es una gran apuesta para reformular fármacos existentes y crear nuevos, para todo tipo de enfermedades y para una medicina personalizada, ya que permite diseñar fármacos adaptados a cada paciente. Es un reto y una revolución que ya está aquí. Por ello, es necesario y urgente potenciar la investigación, para conseguir que cada vez más niños (y adultos) consigan curarse y poder evitar las secuelas que dejan actualmente los tratamientos de quimioterapia. La nanonomedicina es la medicina del futuro y un gran caballo de Troya en la lucha contra el cáncer infantil.