La solución es más vivienda
OPINIÓN

Se pueden discutir los tiempos o las implicaciones políticas. En lo económico, la vivienda precisa más oferta. En esa dirección, las propuestas del Gobierno en los últimos días pueden suponer un notable cambio cuantitativo allí donde el sector más lo precisa, en la oferta. Por fin se habla de aumentar el parque de inmuebles. Contextualizar estas medidas y las propuestas para una Ley de la Vivienda que tiene visos de aprobarse esta legislatura requiere definir dónde se encuentra el mercado, qué precisa y qué implicaciones puede tener.
Se antoja necesario repetir que en España no hay un solo mercado de vivienda sino muchos. Muchísimos. Si hablamos de promedios, 2023 va a ser un ejercicio de escaso o nulo crecimiento de los precios. La construcción y la compraventa se han retraído. En el caso de la edificación, el problema es el aumento de los costes, que ha retrasado numerosas promociones. En cuanto a las transacciones, llevamos años de parones y acelerones tras la pandemia, pero el de la vivienda no es un mercado boyante, ni mucho menos, como algunos quisieron insinuar a principios de año. La subida de tipos de interés ha enfriado el mercado y es un buen momento para pararse y reflexionar que tal vez el problema no es de demanda sino de oferta. Hay que partir, de hecho, de aquellos que más precisan de vivienda y a los que más complicado les resulta acceder. La propiedad es una aspiración legítima (muy española), pero el alquiler es una opción que debe promocionarse y hacerse asequible. En las propuestas para aumentar la vivienda social —desde la movilización de inmuebles de la Sareb hasta la colaboración público-privada, con mayor impacto potencial de esta segunda— se reactiva un mercado que estaba catatónico en España y, de ejecutarse finalmente, sería una buena noticia. De hecho, debería formar parte de un plan de largo plazo y plurianual y no ser una iniciativa aislada. Se puede estimar la demanda de vivienda anual en España y asignar un porcentaje a usos sociales. Es necesario. Cosa distinta, en la que mucha tinta hemos puesto economistas, es que las propuestas de la ley que ahora se discute vayan en esa dirección de aumentar la oferta. Puede que, más bien, la retraigan al penalizar el alquiler, toparlo y señalar al propietario. Son el toma y daca de la política económica moderna, donde una iniciativa puede pesar más que una ley. Más oferta, más vivienda, menor presión sobre los precios. Más accesibilidad para los jóvenes. Más justicia intergeneracional.