Comencemos por una reflexión del investigador Uxío Labarta: «Cuando un servicio público no funciona, se privatiza», justificación clásica de aquellos partidarios de hacer negocio. ¿Por qué dejan de funcionar los servicios públicos? Falta de personal y medios, falta de presupuesto económico, falta de interés y también por culpa de un sistema pervertido en el que fallan todos y cada uno de los eslabones de la cadena, empezando por aquellos que no defienden sus responsabilidades desde el esfuerzo.
En la actualidad si un ciudadano quiere iniciar un trámite en la Seguridad Social (que ya ha colgado el cartel de «Cerrado», algo que puede comprobar usted mismo) tiene que intentar ponerse en contacto con un amigo para que le ayude a salir del atolladero. Si uno tiene un problema grave de salud, además de llamar a su médico busca a otro «amigo» para ver si hay manera de que le aceleren un TAC por el que lleva esperando desde hace tres semanas. Si uno pretende solucionar un problema en un ayuntamiento (en cualquiera de los de Galicia o de España) le toca buscar a ese amigo que le ayudará a no eternizarse con el trámite. La realidad es dura y letal. Para lo público. Lo pagaremos todos.