Auténticas luchas por reservar un asiento en el tren
El tema de reservar plaza en un tren de Renfe con el reciente abono gratuito se ha convertido en una lucha constante entre los usuarios, sobre todo en ciudades con un alta afluencia de estudiantes como puede ser Santiago Si quieres conseguir una plaza para volver a tu casa un fin de semana tendrás que reservar incluso con una antelación de un mes. Esto está provocando que mucha gente desde febrero, tenga ya reservas para incluso finales de abril, que es cuando finaliza el abono. Renfe debería regular un poco el sistema de reservas porque, en ocasiones, en la aplicación el tren está lleno, pero luego hay sitios vacíos. Marcos Rodríguez. Ourense
Desigualdad
La lacerante desigualdad cabalga desde hace años con tranco firme y poderoso, espoleada por el impulso de la inflación. Es el nuevo jinete apocalíptico junto con el desempleo y los salarios de subsistencia. Hijos bastardos de la cacareada globalización, y nietos viejos de un capitalismo sin medida, en el que las personas son solo medios para un fin irrenunciable: la acumulación de riqueza en unos pocos. Una sociedad con elevadas de desigualdad es menos democrática. Es una sociedad enferma, física y moralmente, en la que la igualdad de oportunidades se angosta y da alas a los oportunistas de cuello blanco y escrúpulos low cost. Una sociedad en la que el acceso a una vivienda —incluso indigna— se ha convertido en una quimera, y en la que la tardanza para una intervención quirúrgica puede superar los dos años, igualándose, así, con el tiempo de espera para comprar un Ferrari de 390.000 euros. Es una... «suciedad». F. Javier Santos. Porto do son.
Mirándonos a los ojos
En Badalona han violado a una niña, un guardia de seguridad ha mirado hacia otro lado, el vídeo que debería existir se ha borrado y el que nunca debió ver la luz sigue circulando. Mientras tanto, seguiremos discutiendo sobre leyes, saliendo a la calle el 8M, fraccionando el feminismo y fingiendo que con eso es suficiente. Un tuit, un me gusta, un discurso politizado... Ni es suficiente, ni somos mejores. Porque mientras seguimos cerrando los ojos ante las cosas que nos hacen daño, nos duelen o nos convierten en malas personas, la gente se muere, el planeta se destruye y a las niñas las violan. Así que solo me queda preguntar, ¿cuántos hubiéramos creído a la niña y cuántos apartado la mirada? Ana Loureiro Sánchez. Santiago.
Más cartas al director
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