La acidificación de las rías gallegas

Juan Ramón Vidal Romaní ACADÉMICO NUMERARIO DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA DE CIENCIAS

OPINIÓN

ANA GARCIA

22 mar 2023 . Actualizado a las 20:54 h.

El conflicto percebeiros versus mejilloneros en Galicia por la extracción de la mejilla dramatiza el problema de la cría del marisco, natural o en batea. El mar es una disolución en agua (96,5 % ) de sales (3,5 % ) de cloro, sodio, magnesio, calcio, potasio, bromo, estroncio, boro y flúor, pero los expertos olvidan que las rías gallegas han tenido aguas ácidas hasta hace 3.000 años, cuando la actual transgresión marina las llenó de agua salada con solo 413 ppm (partes por millón) de calcio por litro. Como los ríos gallegos no drenan zonas de rocas calcáreas sino silíceas, apenas hay calcio en sus aguas (aguas duras). Y, tras 69 años de explotación marisquera, el crecimiento de las valvas de los moluscos ha empobrecido en calcio las aguas de las rías.

El problema parece de fácil solución: sembrar las rías de conchas trituradas, lo que añadiría al efecto positivo de retirada de CO2 de la atmósfera el del enriquecimiento en calcio de las aguas litorales de Galicia, transformando las rías en buenos criaderos de marisco. Pero aparentemente nadie piensa en el papel de los sentinazos de aguas ácidas procedentes de las hidroeléctricas, que contribuyen, más que el manido cambio climático, a la acidificación de las rías. Y la química del agua marina no puede contra las bombas ácidas del marisco retirando calcio y de las hidroeléctricas acidificando las aguas.

Galicia, con su hipertrofia productora de energía limpia y renovable, pierde mucho más que ríos, montes y aguas costeras limpias de molinillos y embalses. Pierde también capacidad de producción marisquera.