Lecciones de una pandemia global

áfrica gonzález-fernández / chema paz gago CATEDRÁTICA DE INMUNOLOGÍA EN LA UNIVERSIDADE DE VIGO Y CATEDRÁTICO DE LITERATURA COMPARADA (UDC). COLECTIVO GALICIA CREA

OPINIÓN

MARCOS MÍGUEZ

12 mar 2023 . Actualizado a las 14:02 h.

Hemos asistido, casi perplejos, a la forma en que nuestras vidas cambiaban de un día para otro con la llegada de un virus desde China. Nada nuevo bajo el sol, porque ya en el Decamerón se nos cuenta que la mortífera peste de 1348 había llegado desde países orientales. Pronto empezamos a conocer el SARS-CoV-2 (el 1 quedó en el olvido en aquellos países lejanos), que producía una enfermedad denominada covid-19

Desde nuestras casas veíamos cómo en China se construían hospitales en tiempo récord y no imaginábamos la avalancha que llegaría: hospitales colapsados, centros de salud sin medios atendiendo a cientos de pacientes, unidades de cuidados intensivos sin respiradores suficientes ni terapias eficaces.

La Organización Mundial de la Salud indicó que era una pandemia global y que había que prepararse, ya que lo peor estaba por llegar. Algunos mandatarios se negaron a ver la realidad y muchos de ellos acabaron infectados, incluso algunos de gravedad (Trump, Bolsonaro o Boris Johnson).

Pronto fue evidente que el sistema inmunitario de la población respondía de forma adecuada a este nuevo virus, con más del 80 % de personas asintomáticas/pocos síntomas, sobre todo entre los más pequeños y adolescentes. Un porcentaje en torno a un 15 % de personas presentaban infección moderada y un 5 %, problemas serios que requirieron unidades de cuidados intensivos, sobre todo personas de edad avanzada y con comorbilidades (obesidad, afectación cardiopulmonar, renal, etcétera). Desgraciadamente, muchas de ellas murieron.

Hoy llevamos más de 6,8 millones de muertes y más de 680 millones de afectados (conocidos) en todo el mundo (1 %), de los que en España se han reconocido más de 13,7 millones de infectados y por encima de 119.000 fallecidos (0,89 %). A esta cifra hay que sumar a todos aquellos que han quedado con secuelas de la enfermedad, lo que se ha denominado long covid o covid persistente, que afecta a entre un 10 % y un 20 % de las personas infectadas, las cuales siguen manteniendo síntomas pasados tres meses.

Frente a la pandemia devastadora que nos describió Boccaccio o a las que asolaron el mundo en la era moderna, narradas por Camus o por García Márquez, la inversión millonaria, la colaboración de científicos de todo el mundo y la implicación de empresas del sector, permitió tener en un tiempo récord las ansiadas vacunas. Esta hazaña solo fue posible por la implicación y tenacidad de una mujer, la doctora Katalin Karikó, que ha dedicado más de 30 años a lograr unas vacunas de un tipo nuevo no autorizado hasta el momento, de RNA. Como sabemos, ya hay varias autorizadas, aunque son estas vacunas de RNA las que han demostrado ser las más seguras y con mayor nivel de protección para evitar las enfermedades graves y las muertes. Esta pandemia ha mostrado la vulnerabilidad de nuestra especie frente a este virus y a muchos más que podrían llegar en el futuro, demostrando claramente que no estábamos preparados. Y las preguntas que surgen son: ¿hemos aprendido algo? ¿Lo haríamos mejor la próxima vez?

Dado que cada pandemia es diferente, el patógeno puede ser de transmisión respiratoria como este, o sexual-sanguíneo como el virus VIH que produce el sida, por lo que nuestra reacción y métodos de protección deben adecuarse al patógeno. Para ello debemos conocerlo primero, lo cual conlleva un tiempo. Las pandemias cada vez son más frecuentes, asociadas a la superpoblación mundial, al espacio en el que vivimos (habitualmente, en zonas urbanas), al transporte (en pocas horas podemos estar en otro país), al acercamiento y modificación de los hábitats de los animales (como los murciélagos), a su domesticación o a la existencia de macrogranjas. En resumen, al modo de vida actual en muchos países.

Y ¿cómo prepararse para la siguiente pandemia? Podemos hacer suposiciones sobre el tipo de patógeno que podría llegar; hacer seguimiento de los que circulan y también de los reservorios (zoonosis); podríamos emplear herramientas de inteligencia artificial para intentar predecir y, junto con esto, establecer un plan de actuación conjunto a nivel nacional y supranacional. Lo importante es que nos pille mejor preparados y saber que lo más difícil es establecer un buen balance entre salud y protección, economía y desarrollo.