La cicatriz de Pangea en Galicia

Juan Ramón Vidal Romaní GEÓLOGO. CATEDRÁTICO EMÉRITO DE GEOLOGÍA DE LA UDC

OPINIÓN

Fran Canosa

11 mar 2023 . Actualizado a las 13:11 h.

En 1912, Wegener, explicaba la coincidencia del contorno costero atlántico de Sudamérica y África por la deriva continental. Según su interpretación, los continentes «flotaban» sobre el fondo rocoso del océano, separándose como almadías movidas por la rotación de la Tierra. Medio siglo después, los geólogos Hess y Tuzo Wilson sustituyeron esa idea por otra: los continentes se mueven por las corrientes de convección producidas por el enfriamiento de la Tierra. Así nace la Teoría de la Tectónica de Placas, que considera la superficie terrestre como un mosaico de placas litosféricas de dimensiones y formas diferentes y un espesor máximo de 120 kilómetros, moviéndose a diferente velocidad, entre 100 y 4 milímetros/año, en distintas direcciones, provocando sismos y/o volcanismo cuando chocan o se rozan. Para los geólogos, la coincidencia de Sudamérica y África era la prueba de ese movimiento. Pero hace dos años un nuevo dato reforzó la idea. Un paleontólogo, Correia, clasificando una antigua colección de fósiles de la Universidad de Porto identificó, por primera vez para Europa, una planta, Lesleya ceriacol nova specie, de 303 millones de años de antigüedad (Carbonífero superior) que solo había sido descrita para el norte de América. Correia probó su existencia también en Europa, corroborando que Estados Unidos y Canadá eran un continuo con Europa dentro de Pangea hace 300 millones de años. Cuando, 100 millones de años después, Pangea se rompió, separándose América de Europa, los fósiles de plantas como Lesleya quedaron a ambos lados del Atlántico separados por la costa atlántica de Iberia, esa línea recta del mapa formada hace 200 millones de años. Desde entonces, la costa ha sido desmantelada por fallas, erosión fluvial y solo queda intacto un pequeño tramo entre Cariño y A Guarda. Esa cicatriz de rotura se conserva en Galicia, porque los granitos infiltrados hace 300 millones de años en el borde costero la han hecho más resistente. El hallazgo de Lesleya en Portugal —algunos lo buscan también en O Courel— es un atractivo más para el futuro GeoParque de Cabo Ortegal: su costa acantilada, una de las más altas de Europa, ha resistido 200 millones de años.