Las orgías vienen de serie

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

EUROPA PRESS | EUROPAPRESS

08 mar 2023 . Actualizado a las 09:03 h.

Además de ser golfos, vagos, maleantes, rufianes, jetas, chorizos y depravados, la mayoría de los corruptos de este país sufren una tara psicológica. Que debe ser contagiosa, porque se extiende de Madrid a Canarias y de Barcelona a Sevilla, pasando por Marbella y haciendo escala en Baleares y Lugo. No hay caso de corrupción política que no vaya acompañado de episodios dantescos de prostitución. Podríamos decir que las orgías vienen de serie en las prácticas de pillaje. Como el ABS en los automóviles.

Cuando se denuncian las maniobras corruptas que nos invaden, se habla del montante de la operación; de implicados, ideólogos y de los métodos, pero permanentemente nos olvidamos de un aspecto que llevan parejo y que resulta especialmente llamativo y grave. La corrupción llega siempre asociada a la prostitución. Van de la mano. Los prostíbulos, y las bacanales, y en muchos casos también las drogas, forman ya parte del sistema de los sobornos y del pillaje. Están integrados en el premio. Y se jactan de ello. «Hay que celebrarlo con un volquete de putas», le prometió Alejandro Halffer, exviceconsejero de Esperanza Aguirre, a un guardia civil implicado en una trama. Resulta curioso, pero hay diccionarios de sinónimos que relacionan corrupción con vicio y prostitución.

La última sacudida la llevamos a cuenta del caso Mediador, donde uno de sus protagonistas aseguró al juez que «en estas fiestas eran protagonistas el consumo de alcohol, de cocaína, la contratación de prostitutas y el consumo de viagra». Y así, con un asco insoportable, pudimos ver a un generalito del instituto armado y a sus compinches en tareas delictivas en paños menores, luciendo las grasas, babeando y tratando de apoderarse de unas jóvenes a las que, sin duda, sus escasos medios para sobrevivir las llevaron a estar allí. Creíamos superados aquellos tiempos en los que vimos a Luis Roldán en pelota picada, atacando a una joven desnuda. Y ahora regresamos al pasado para reencontrarnos con más de lo mismo. Pero no es el único caso. Operaciones como la Carioca, Campeón, Gürtel, Cursach, Brugal, Marbella, Aquagest o Ere son las más conocidas por las cantidades dedicadas a este capítulo, aunque resulta ingente enumerarlas porque lo son casi todas. Y en todas el premio son las prostitutas. Podría serlo la vuelta al mundo en un crucero, un reloj de oro o una noche en un casino. Pero no. Mejor la prostitución. Así, como reconocen estudiosos, los machotes corruptos pueden mostrar su dominio sobre la mujer, sometiéndola y humillándola.

Es de tal tristeza y patetismo lo que vamos conociendo que no existe diccionario en el mundo capaz de calificar estos comportamientos. Como tampoco existe un glosario de insultos que responda a nuestros deseos. Las situaciones escapan a toda lógica. Y sus protagonistas, a conductas mínimamente dignas. Y eso lo decimos hoy. Que para eso es el 8-M.