Y si Cervantes era gallego

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

OPINIÓN

PACO RODRÍGUEZ

08 mar 2023 . Actualizado a las 09:03 h.

Antes siquiera de ser Borges, Borges juntó letras en El pueblo gallego y en la revista Alfar, un prodigioso artefacto vanguardista dirigido por Julio José Casal entre el 23 y el 54 cuyo contenido y colaboradores la convierten en la mejor del mundo. ¿Cómo no se habla todo el tiempo de Alfar, de la que apuesto algo que la mayor parte de los gallegos y varios presidentes ni siquiera han oído hablar? Preguntas así asaltan en Detrás do espello, la apabullante exposición que se han marcado Xosé Luís García Canido y Antón Reixa en la Cidade da Cultura, en la que convocan a medio centenar de eminencias que pasaron por Galicia desde 1917 y que hoy nos colocan en el espejo para ofrecer una estampa colectiva de quiénes somos que mejora y rellena de matices el autorretrato cargado de dureza con el que muchas veces nos flagelamos hasta el tópico. Además de una gozada, en la exposición descubres que Lorca llegó a Galicia como músico y salió como poeta tras conocer a Rosalía («teño a mesma sensibilidade da choiva pausada e lenta…»); que Cajal firmó la declaración de aguas de utilidad pública de Cabreiroá el año en el que le concedieron el Nobel; que Miles Davis encontró jazz en el chiflo de los afiladores; que Stephen Hawking vio el fin del mundo desde Fisterra, en donde existe la única plaza que lleva su nombre en el mundo, y que García Márquez, cuyo editor fue el gallego Porrúa, tenía de gallego a la abuela Tranquilina y a su «manera de contar», según confesión propia compartida en 1975 con Carlos G. Reigosa. Este fascinante viaje a través del espejo de Galicia, en donde como dijo el arquitecto Chipperfield y recuerda Reixa «todo é o que é», concluye con una exclusiva de Canido: hasta Cervantes era un gallego nacido en Alcalá de Henares.