Una muela le quitó la voz a Bosé

OPINIÓN

Miguel Bosé
Miguel Bosé TVE

04 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Toda la historia de Miguel Bosé es fascinante. Su infancia es una mezcla que vibra entre de Los santos inocentes y La escopeta nacional, y su desdoblamiento de personalidad, a veces como Miguel y otras como Bosé, lo han hecho un Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Miguel es el sensible, el bueno, el responsable, el familiar, el padre entregado; y Bosé, el artista airado, el que cae en los bajos fondos, el que vive la noche, se droga y se pasa por el forro el covid. Él ha vivido así, siempre en dual, camaleónico, bisexual, contradictorio, dividido entre el padre y la madre, al tiempo culto y cateto, un niño criado en el pueblo de Saelices, en Cuenca, que deslumbra en la gran ciudad. Un bellezón que se acostó con bellezones, aunque su gran amor fue Reme, la tata que lo cuidó y lo entendió, la que lo aconsejó e hizo todo por él. Después de la muerte de ese verdadero amor, hace ya muchos años, sin madre y sin padre, Miguel se fue apagando hasta quedarse sin voz. Muchos pensaron entonces que era el estrés, sus peleas con su ex, Nacho Colau por la custodia, la mala vida... Pero no, en ese historión que es Bosé, ahora sabemos que la culpa de su afonía durante ocho años la tuvo una muela. Un implante mal puesto que le provocó una infección que nadie vio, que le afectó a la cara, al intestino y, por supuesto, a sus cuerdas vocales. Lo operaron y al día siguiente la recuperó. Y en esa lucha sigue Miguel, el bueno, trabajando con un foniatra a diario para volver a dar bambú como Bosé. El año que viene, dice, regresará a los escenarios.