Marruecos: nos jugamos la libertad

Paloma Fisac de Ron DOCTORA EN DERECHO Y LICENCIADA EN PERIODISMO

OPINIÓN

OLIVIER HOSLET | EFE

20 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El Parlamento Europeo condenaba el pasado 19 de enero a Marruecos por la violación de los derechos humanos. Reprochaba su política represiva contra los periodistas críticos, sometidos a acoso, intimidación y vigilancia. Alguno de ellos se ha exiliado, habiendo un periodista español que sufre esta persecución.

La Cámara instaba a «respetar la libertad de expresión y la libertad de los medios de comunicación», a «garantizar a los periodistas encarcelados (…) juicios justos», y pedía a las autoridades marroquíes «que pongan fin a la vigilancia de los periodistas, también a través del programa espía Pegasus». La resolución fue aprobada por 356 votos a favor, 32 en contra y 42 abstenciones. Los socialistas españoles votaron en contra (17), desmarcándose del grupo socialista europeo, uniéndose a la extrema derecha de Le Pen (12) y a los no inscritos (3). El único voto a favor fue el de la presidenta del grupo socialista europeo, Iratxe García. El Partido Popular Europeo no participó en la votación al oponerse a la tramitación de todas las resoluciones de urgencia (lo hace desde el estallido del Catargate), perdiendo la gran oportunidad de manifestarse ante asunto de tanta trascendencia.

Marruecos ocupa el puesto 135 de 180 en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2022, de Reporteros Sin Fronteras (RSF). España ha caído tres puestos, situándose en el puesto 32. Del informe de RSF podemos extraer los datos siguientes respecto del país vecino:

1. En Marruecos, la libertad de expresión y de prensa carecen de garantías legales, y los periodistas sufren presiones constantes para someterlos al poder y ponerlos a sus órdenes. Pero la libertad de prensa exige un espacio protegido para la libre circulación de noticias, ideas y opiniones.

2. En el reino alauí no existe la diversidad de opiniones políticas, por lo que no hay pluralismo informativo. Los medios y periodistas independientes se enfrentan a graves presiones. Sin embargo, la información ha de ser plural como expresión de la libertad ideológica. La falta de pluralismo informativo niega la existencia de libertad ideológica y del derecho a la información.

3. En el reino magrebí, la propaganda y la desinformación se imponen al derecho a la información y están al servicio del poder. En cambio, la propaganda elimina los hechos y mantiene la ideología con la finalidad de influir sobre las emociones, actitudes, ideas, juicios y acciones de otros. Las noticias falsas siembran dudas, exageran, inducen a error, manipulan o mienten sobre acontecimientos sucedidos.

4. En Marruecos, las redes sociales y las webs informativas son la principal fuente de información. Ahora, las redes han ocupado el lugar de los medios de comunicación y dificultan el ejercicio profesional del periodismo.

5. En el reino magrebí, el trabajo de los periodistas está limitado por las líneas del régimen. Su Constitución prohíbe la censura previa, pero cualquier publicación crítica puede ser objeto de demanda judicial. Hay que repetir que la censura previa no puede admitirse como límite de la información ni de la opinión. Ningún gobierno puede decidir lo que se puede o no publicar o difundir.

6. En el reino alauí, la desinformación se ve acentuada por el periodismo sensacionalista y de rumorología al no existir una protección al honor, a la intimidad ni a la imagen. Entendemos que todos los derechos fundamentales tienen límites. El derecho a la información los encuentra en el derecho al honor, la intimidad y la imagen.

7. En Marruecos, las detenciones de periodistas sin orden judicial y la acusación de graves delitos a los periodistas independientes son constantes. Empero, la libertad de prensa exige un espacio protegido para la libre circulación de noticias, ideas y opiniones. Sin derecho a la información no hay una sociedad democrática, porque esta se nutre con opiniones diversas.

Ante el panorama expuesto reviste especial gravedad el voto del socialista López Aguilar, quien además está al frente de la Comisión del Parlamento Europeo de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior que vela por proteger los derechos y las libertades. Al día siguiente de no condenar el desconocimiento del derecho a la información por Marruecos, el político declaraba que el vínculo con este país exige «tragar sapos, si hace falta».

Trujillo, ministra de Vivienda con Rodríguez Zapatero, manifestó su alegría con el sentido del voto del PSOE y declaró que «en Marruecos se respetan los derechos humanos y hay libertad de expresión».

La opinión de los socialistas españoles sobre la libertad de información y de prensa es alarmante. Se agravan las razones para desconfiar de la lucha del Gobierno contra la desinformación, una de las líneas prioritarias de trabajo en la Estrategia de Seguridad Nacional. Recordemos que ningún gobierno podrá decir qué es lo que se puede emitir, publicar o difundir. No se puede tolerar un ministerio de la verdad.

La lucha de los periodistas es esencial, pero también debiera serlo la de los políticos que nos representan, los primeros obligados a luchar por los derechos fundamentales. Su dejadez deja desamparada a la sociedad española en su conjunto. El reto es difícil, pero nuestra libertad está en juego.