Corredor Atlántico, vías de futuro

Miguel Rodríguez Bugarín

OPINIÓN

Sandra Alonso

28 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Con el nuevo milenio, la Unión Europea ha redoblado su lucha ante el desafío del cambio climático. A finales del 2019 se presentó el Pacto Verde Europeo que, en palabras de la presidenta von der Leyen, «es nuestra nueva estrategia de crecimiento». Entre sus objetivos destaca el de ser el primer continente climáticamente neutro en el 2050, lo que requiere, entre otras acciones, una transformación del sistema de transportes para conseguir reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GDI) en un 90 %.

En Europa, el ferrocarril solo es responsable del 0,5 % de las emisiones de GDI relacionadas con el transporte, consumiendo el 2 % de la energía (mayoritariamente eléctrica), utilizada por el transporte. Por razones como estas, la UE promueve el ferrocarril como modo de transporte sostenible en las próximas décadas. En este contexto, el trasvase de las mercancías hacia el ferrocarril requiere ofrecer una respuesta más competitiva a las necesidades de las empresas. La Declaración Ministerial de Róterdam (2016) pone de manifiesto la importancia que los corredores ferroviarios de mercancías tienen en esta estrategia.

El Corredor Atlántico no es únicamente una nueva oportunidad para financiar la modernización de líneas ferroviarias, cuyo trazado se remonta con frecuencia al último tercio del siglo XIX. Es sobre todo la posibilidad de ofrecer servicios de transporte ferroviario de mercancías más eficientes y competitivos, tanto desde un punto de vista operacional (velocidad, puntualidad, frecuencia, etcétera) como organizativo.

De esta forma, el Corredor Atlántico facilitará y potenciará la conexión del tejido empresarial de Galicia, Asturias y Castilla y León con Europa. Además, como el Corredor Atlántico conecta con los principales puertos de Galicia y Asturias, se impulsará la intermodalidad ferroportuaria, otro elemento clave en esta estrategia. Nuestros puertos tendrán nuevas oportunidades para competir y crecer, no solo extendiendo sus hinterlands, sino atrayendo nuevas actividades e inversiones como nodos logísticos. La apuesta de Asturias, Galicia y Castilla y León por el Corredor Atlántico es, por lo tanto, una apuesta por la competitividad, por el progreso económico y por el empleo en las próximas décadas. El encuentro que se celebró en Santiago es el mejor apoyo que puede ofrecerse a la materialización del Corredor Atlántico en el Noroeste de España. Ahora es preciso ofrecer certezas sobre su desarrollo, por ejemplo, con la publicación de un plan de actuaciones e inversiones, o el nombramiento de un coordinador general, como tiene el Corredor Mediterráneo desde el 2018. Porque, como afirmaba el economista John Kenneth Galbraith, «si no piensas en tu porvenir, no lo tendrás».