Modificada la normativa de la Xunta que regula el aprovechamiento eólico de Galicia, y resuelto el contencioso con el Gobierno de España al reconocer que es competencia del Ministerio de Transición Ecológica la autorización de parques que superen los 50 megavatios, la Xunta de Galicia ha comenzado a aprobar aceleradamente las declaraciones de impacto ambiental en 190 solicitudes, desde hace tiempo retenidas, lo que permitirá a los que logren informe favorable estar en línea para evitar la caducidad de los permisos de acceso y conexión de Red Eléctrica.
Del lado del viento del mar (bien diferente al mar de viento como se vive en el Pachumba), la gestión de la eólica marina se desenreda, cualquier martes próximo, con la aprobación en el Consejo de Ministros de los Planes de Ordenación del Espacio Marítimo (POEM), que determinaran las zonas autorizadas para la instalación de los parques eólicos en las zonas costeras. Frente a ello se activan protestas ciudadanas y ambientales frente a los parques eólicos, como la realizada en Vigo.
Pero más allá de los desarrollos de la eólica marina y terrestre, y de la actividad analítica y promotora desarrollada por las organizaciones empresariales y profesionales en torno a ella, la crisis de la energía en Europa —agudizada por la dependencia del gas y combustibles fósiles de Rusia y otros países, así como por los desajustes industriales derivados de la escasez y carestía de materias primas y productos tecnológicos—, atrae un amplio debate, de perspectivas bien diferentes, que cuestiona el ritmo y la estrategia para la transición ecológica y energética y sus impactos territoriales en España.
Un ensayo de Juan José R. Calaza, en la revista Claves de la Razón Práctica, analiza y contrapone el tan utilizado principio de precaución al principio de realidad en torno a la transición energética para finalmente sostener que es, posiblemente, precipitada. La intervención de Josu Jon Imaz, consejero delegado de Repsol, en el Foro Internacional de Davos, es crítica también con la transición energética. Imaz ha cuestionado la descarbonización y su agenda en la Unión Europea y por tanto en España: «Tenemos que ser realistas. Tenemos que descarbonizar el mundo, pero el pensamiento mágico no sirve para esto». Un «pensamiento mágico» que, más allá de la anécdota, podría asociarse a los problemas de movilidad de 380 vehículos eléctricos de los cuerpos de seguridad, recién adquiridos. Esa urgencia energética no reparó en la falta de cargadores y la autonomía limitada a 270 kilómetros. Un «pensamiento mágico» que no resuelve el trilema planteado por Imaz (descarbonización, a precios energéticos asequibles, con seguridad de suministro) y que le hace considerar que «en Europa se está fracasando en la transición energética». Debates y tomas de posición imprescindibles para Galicia, para su energía y su futuro en el hidrógeno verde ibérico para Europa. El debate de los vientos.