Galicia en transición: hidrógeno verde

Luis M. Varela CATEDRÁTICO DE FÍSICA DE LA MATERIA CONDENSADA EN LA UNIVERSIDADE DE SANTIAGO DE COMPOSTELA. DIRECTOR TÉCNICO DE LA ASOCIACIÓN GALLEGA DEL HIDRÓGENO

OPINIÓN

María Pedreda

24 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El hidrógeno verde, sin huella de carbono en su producción, y sus derivados como el amoníaco o el metanol verde son, sin duda, protagonistas de la transición energética. Las expectativas en este vector energético son enormes y nadie quiere quedar fuera de la carrera por su implantación. Dependiendo de la evolución en las próximas décadas de las ambiciones climáticas globales y del desarrollo de actividades específicas del sector, de las medidas de eficiencia energética, del porcentaje de electrificación directa o del desarrollo de las tecnologías de captura de carbono, la demanda de hidrógeno para el 2050 podría incrementarse de las 70 actuales hasta una horquilla de 150-500 millones de toneladas métricas por año. El hidrógeno, pese a constituir casi el 75 % de toda la materia conocida, no existe libre en la Tierra y debe obtenerse separándolo de otros elementos. Aparte de técnicas biológicas, solares, o de rotura térmica de moléculas de agua (termólisis) en centrales nucleares o termosolares, las técnicas verdes son esencialmente tres: la electrólisis, que consiste en la disociación de moléculas de agua mediante una corriente eléctrica de origen renovable en electrolizadores; la pirólisis o la gasificación de biomasa de residuos agrícolas o forestales, y la reforma con vapor de biogás procedente de residuos urbanos o ganaderos, en la que el biometano reacciona con agua para producir hidrógeno y monóxido de carbono, gas de síntesis precursor de compuestos como el metanol verde o combustibles sintéticos. La primera tecnología, muy demandante de energía y de agua (hoy 18-19 kg de agua por cada kg de hidrógeno), nos da una enorme ventaja frente a otras regiones de España por capacidad renovable. Sobre todo, si nos embarcamos decididamente en la investigación y desarrollo de nuevos electrodos avanzados resistentes a la corrosión por cloro en nuestro importantísimo medio marino. En las otras será fundamental nuestro peso en la producción de biomasa en el Estado, con un potencial de 4 millones de toneladas/año en 2040 solo en restos de tala, según el Plan Forestal de Galicia. El futuro ya está aquí y se acelera la carrera por las materias primas (agua, metales…) y los dispositivos para tan importante despliegue. Gobiernos y empresas se preparan a marchas forzadas. Podemos ser líderes nacionales en producción y desarrollar la correspondiente industria auxiliar, pero no podemos quedar fuera de las redes de distribución. Estas son las autopistas o el tren que ahora nos toca reclamar.