Galicia en transición: hidrógeno verde
OPINIÓN
El hidrógeno verde, sin huella de carbono en su producción, y sus derivados como el amoníaco o el metanol verde son, sin duda, protagonistas de la transición energética. Las expectativas en este vector energético son enormes y nadie quiere quedar fuera de la carrera por su implantación. Dependiendo de la evolución en las próximas décadas de las ambiciones climáticas globales y del desarrollo de actividades específicas del sector, de las medidas de eficiencia energética, del porcentaje de electrificación directa o del desarrollo de las tecnologías de captura de carbono, la demanda de hidrógeno para el 2050 podría incrementarse de las 70 actuales hasta una horquilla de 150-500 millones de toneladas métricas por año. El hidrógeno, pese a constituir casi el 75 % de toda la materia conocida, no existe libre en la Tierra y debe obtenerse separándolo de otros elementos. Aparte de técnicas biológicas, solares, o de rotura térmica de moléculas de agua (termólisis) en centrales nucleares o termosolares, las técnicas verdes son esencialmente tres: la electrólisis, que consiste en la disociación de moléculas de agua mediante una corriente eléctrica de origen renovable en electrolizadores; la pirólisis o la gasificación de biomasa de residuos agrícolas o forestales, y la reforma con vapor de biogás procedente de residuos urbanos o ganaderos, en la que el biometano reacciona con agua para producir hidrógeno y monóxido de carbono, gas de síntesis precursor de compuestos como el metanol verde o combustibles sintéticos. La primera tecnología, muy demandante de energía y de agua (hoy 18-19 kg de agua por cada kg de hidrógeno), nos da una enorme ventaja frente a otras regiones de España por capacidad renovable. Sobre todo, si nos embarcamos decididamente en la investigación y desarrollo de nuevos electrodos avanzados resistentes a la corrosión por cloro en nuestro importantísimo medio marino. En las otras será fundamental nuestro peso en la producción de biomasa en el Estado, con un potencial de 4 millones de toneladas/año en 2040 solo en restos de tala, según el Plan Forestal de Galicia. El futuro ya está aquí y se acelera la carrera por las materias primas (agua, metales…) y los dispositivos para tan importante despliegue. Gobiernos y empresas se preparan a marchas forzadas. Podemos ser líderes nacionales en producción y desarrollar la correspondiente industria auxiliar, pero no podemos quedar fuera de las redes de distribución. Estas son las autopistas o el tren que ahora nos toca reclamar.