Tengo un intenso dolor neuropático

Cartas al director
Cartas al director CARTAS AL DIRECTOR

OPINIÓN

Oscar Vazquez

24 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Un dolor imposible de controlar

Mi nombre es Susana, soy abogada de profesión y contacto con ustedes al ver la noticia publicada en su periódico sobre Sara Vázquez. Al igual que ella, estoy de baja alternando períodos desde el año 2013 que nació mi hija y rompí las vértebras dorsales en una maniobra inadecuada a los 10 días después de dar a luz. Estaba intentando colocar su capazo en el interior del coche para llevarla a su pediatra. Lamentablemente, sé de lo que habla Sara y por lo que está pasando y, aunque en mi caso desde el campo de la neurocirugía nada se puede hacer, creo que ella sí puede ser candidata a una mejoría posoperatoria. El doctor Valle Folgueral, neurocirujano en el Hospital San Juan de Dios, en León, se ha convertido en la última esperanza de quienes estamos con ese dolor por el tipo de cirugía que realiza. Tengo en unos días una consulta en la Unidad del Dolor. Hasta ahora, ni bloqueos ni radiofrecuencias funcionan. Tampoco los opiáceos. En este momento, para mí lo peor es el desahucio de las Administraciones públicas y de los propios especialistas. Espero que este mensaje sirva de ayuda. Susana García García.

 En busca de la felicidad

Cada vez que se hacen estudios sobre el índice de felicidad de las personas. Año tras año, los países del norte de Europa (Suecia, Noruega, Finlandia y Dinamarca) suelen ocupar las primeras posiciones y sus poblaciones se encuentran entre las más felices del mundo.

Supongo que esto de alcanzar la felicidad no es fruto de la casualidad y, aunque hablamos de países diferentes, es cierto que presentan puntos en común: una gran conciencia cívica, un alto grado de bienestar social y unos servicios públicos de la máxima calidad, que dan cobertura a todas las personas. Evidentemente, entre esos servicios públicos, está la educación: cuentan con unos muy buenos profesionales involucrados con sus alumnos... Apenas existen colegios privados, con lo cual, todos los niños estudian juntos y disfrutan de las mismas oportunidades. Todos los colegios cuentan con los mismos medios y recursos. Una educación igualitaria es la que favorece una sociedad igualitaria. Sus habitantes saben que tienen derechos pero también tienen asumido que tienen obligaciones, que solo juntos pueden alcanzar esa felicidad y ese bienestar social, donde nadie se queda atrás. Una vez escuché que «la educación nos hace más libres e iguales, y con ello, todos salimos ganando, pero no habrá cambio real en la educación si no cambia el sistema». Quizás sea hora de que como sociedad miremos más al norte y de esta manera ganar posiciones en los ránking sobre la felicidad . Juan Ruibal Ordóñez. Pontevedra.