
¿Hay derecho que los ancianos hagan cola en la calle?
Se está produciendo diariamente en el ambulatorio de San José, un hecho de una deshumanización increíble. Con el covid, se trasladó la toma de sangre para las analíticas, de la planta primera a la planta baja. Hasta aquí, sin problema. Pero la realidad es que con este cambio los pacientes tienen que esperar en la calle, a la intemperie. Esto es grave en todo momento, pero ¿se imaginan ustedes concretamente en estos días pasados de duro temporal, a personas de 80 y 90 años, en la calle a la espera de que les llamen para efectuarles la extracción correspondiente? ¿Al responsable de este centro le queda un mínimo de sensibilidad, de empatía......? ¿Y en la Consellería no se enteran? Sí, será que los que denunciamos estas actuaciones lo politizamos todo. r. M. V. A coruña.
Trenes y bicicletas
La Voz de Galicia se hace eco de la noticia de que ADIF tiene la intención de instalar aparcamientos seguros para bicicletas en 5 de sus estaciones de Galicia. Argumenta ADIF, de forma muy acertada, que este tipo de iniciativas ayudan a fomentar el uso de transporte medioambientalmente sostenible como es el caso del ferrocarril y de la bicicleta. Sin embargo, contrasta esa noticia con las enormes dificultades que nos encontramos los viajeros frecuentes para llevar nuestras bicicletas en el tren. Soy usuario habitual del tren entre Santiago y A Coruña. Para este trayecto las únicas alternativas que permiten llegar a la ciudad herculina antes de las 8 de la mañana son el tren regional de las 6,37 que tiene 3 plazas para bicicletas y el Avant de las 7,25 que no tiene ninguna. Ante esta falta de plazas la alternativa a la que hemos recurrido no pocos pasajeros es la de utilizar bicicletas plegables que pueden llevarse como un bulto más.
Pero los problemas para los usuarios de bicicletas continúan, ya que Renfe exige que en sus trenes Avant las bicicletas vayan con fundas y que la funda se le coloque en el control de acceso, teniendo que transportar unas bicicletas que pesan unos 25 kilogramos desde dicho control hasta el propio tren. Esto supone, en el caso de la estación de Santiago, tener que recorrer una distancia de más de 100 metros subiendo y bajando varios tramos de escaleras. Esta medida, además de poco razonable, resulta más bien disuasoria para el fomento del uso de la bicicleta. Además de ser discrecional ya que la funda no se exige para ningún otro tipo de bulto como pueden ser maletas, mochilas, transportines de animales o carritos de bebé. juan cores calvo. Santiago.