Pandemia y cambio climático

Raimundo García Paz PERIODISTA E INVESTIGADOR

OPINIÓN

19 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Según la NASA, el agujero de ozono formado sobre el Polo Sur disminuyó ligeramente el año pasado. Mantiene así la tendencia observada durante las dos últimas décadas, gracias al Protocolo de Montreal, un acuerdo internacional que regula desde 1989 el consumo y producción de las sustancias que destruyen esa capa de moléculas, situada en la estratosfera. Una protección indispensable para los seres vivos frente a los rayos solares y los ultravioleta.

Los analistas consideran que esa cooperación internacional también debe poner coto a la creciente «huella de carbono», el indicador de la cantidad de gases de efecto invernadero emitidos a la atmósfera.

La Tierra lleva camino de superar en el 2036 el límite de 2 grados centígrados de calentamiento global, que se considera «peligroso». Un margen de tiempo escaso, si echamos un vistazo a las estadísticas más recientes.

Las emisiones globales de dióxido de carbono relacionadas con la energía aumentaron un 6 % en el 2021, hasta alcanzar los 36.600 millones de toneladas, récord contaminante de la historia. El dato resulta estremecedor, si pensamos que el mundo padeció hace dos años con la mayor intensidad la peor pandemia desde 1918. Una mirada retrospectiva al último medio siglo revela que las emisiones globales de dióxido de carbono solo cayeron cuando algún percance grave afectó a la economía mundial.

Así sucedió tras la crisis del petróleo de 1973, en que los países de la OPEP se negaron a exportar crudo a los países aliados de Israel en su guerra contra Egipto y Siria.

La situación volvió a repetirse en el año 1978, al estallar la revolución iraní, seguida por la guerra entre Irán e Irak.

Sucedió una vez más tras la invasión iraquí de Kuwait en 1991, también luego de la crisis asiática de 1997 y a continuación de la gran recesión del 2008, originada en un fiasco financiero.

Sin embargo, no sucedió así con la pandemia. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) atribuye al uso del carbón para recuperar el ritmo de crecimiento económico en el 2021 la causa de que las emisiones mundiales de CO2 aumentaran en 2.000 millones de toneladas.

Ahora que China reconoce oficialmente la expansión del covid-19 en su país, con 60.000 muertes en el último mes, cabe temer otro tanto. Esta afirmación se deriva de la siguiente realidad: dado que el gigante asiático eclipsa las emisiones de dióxido de carbono de otras potencias del planeta, con cerca de un tercio del total, si recurre nuevamente al carbón como fuente de energía lastraría la lucha contra el cambio climático.