La llegada del nuevo año resulta un momento perfecto para alcanzar nuevos objetivos nutricionales. Propóngase los que considere alcanzables y dese el tiempo suficiente para obtenerlos y evitar la frustración que supone el no conseguirlos inmediatamente. Para ello será preciso planificar lo que va a hacer y centrarse en lo que considere más importante y fácil de conseguir, pues le animará a dar un paso más y a lograr el siguiente. Para evitar un bloqueo, y que las buenas intenciones se queden en un simple deseo, es importante que focalice sus propósitos.
Uno de los objetivos que más frecuentemente se plantean las personas al empezar el año (o al inicio de cada semana) se relaciona con la alimentación. Sin embargo, es un error someterse a dietas inadecuadas y eliminar nutrientes que son esenciales para la salud. Por eso debe consultar al médico, pues su consejo resulta imprescindible para evitar problemas de salud. Si se siente bien, puede encontrarse en el momento de seguir una dieta para perder peso, pero únicamente bajo control facultativo.
Adaptar la comida a su vida y cambiar los hábitos aprovechando los productos de temporada resulta muy beneficioso, permitiendo, al mismo tiempo, descubrir y disfrutar de nuevos sabores y aportando un toque de diversión a la comida, algo que es muy importante para salir de la obsesión por comer sano y perder peso.
Un pequeño cambio en la forma de elaboración (dejar de freír y empezar a cocer) o en los aditivos que utiliza (cambiar el vinagre por limón y la sal por orégano) le ayudará a afrontar la hora de la compra y la comida de manera positiva.
Aprender a cocinar nuevos platos, sin que sea necesario hacer un curso de cocina, resulta muy gratificante. Fíjese en los menús que ofrecen los restaurantes, vaya al mercado a conocer los productos que se venden allí, cambie el pescado habitual por otro distinto y busque nuevas recetas en páginas de internet, por ejemplo.