
Lo sabíamos. Desde el minuto uno advertimos, escribimos, gritamos que la desbandada norteamericana de Afganistán provocaría un nuevo descenso a los infiernos de la mitad de la población: las mujeres. Y, nuestros peores pronósticos se han hecho realidad. Pese a sus declaraciones, aparentemente moderadas y conciliadoras, en poco más de un año los criminales talibanes han ido barriendo a las féminas de todas las esferas de la sociedad, dando su último golpe con la prohibición del acceso a la Universidad, la negativa, incluso de dar a las universitarias sus títulos y, por último, el trabajo de las mujeres en las ONG.
Y, ahora, ¿qué? ¿Más declaraciones vacuas de condena, más protestas de las Naciones Unidas, más envío de negociadores a Kabul, más sanciones económicas a un país sin otra economía que el tráfico de estupefacientes? Bonito panorama. Mejor que se ahorren el esfuerzo porque no servirá de nada ya que los talibanes han manifestado que no piensan cambiar su política por mucho que se les presione. Me cuesta entender cómo estos fanáticos ignorantes no albergan sentimientos hacia las mujeres de sus familias. Pero así es y, por lo tanto, debería caérsenos a todos la cara por la vergüenza.
Veinte de los cuarenta millones de afganos, incluidos niños y varones, dependen de las ONG para subsistir. Sin su ayuda, además del crecimiento exponencial de los muertos y el aumento de enfermedades derivadas de la malnutrición, la venta de niñas y jóvenes para poder acceder a alimentos se disparará. Según datos publicados por Unicef, de cada 1.000 recién nacidos vivos 50 mueren casi inmediatamente y 400 mujeres de cada 100.000 embarazadas fallecen por causas que podrían evitarse con una buena atención sanitaria.
Quizás la solución consista en retomar las enseñanzas bíblicas y siguiendo el ejemplo de Salomón dividir el país en dos, uno para hombres y otro para mujeres.
Estoy convencida de que el de las mujeres progresaría y se desarrollaría exponencialmente, transformando el horror y la sinrazón en crecimiento y educación.
Que se queden los talibanes su Afganohorror.