«The White Lotus»: sexo y muerte en Sicilia

OPINIÓN

HBO MAX

La segunda temporada de la gran ganadora de los Emmy no supera la primera por el forzado guiño a «El padrino», pero deja paisajes que enamoran y una de las frases más celebradas del momento

04 ene 2023 . Actualizado a las 17:57 h.

Con estos fuertes vientos de autoficción literaria, la gran novela bien puede ser hoy una serie. La gran novela que hace del paisaje un narrador que confabula, la que esculpe la orfebrería psicológica de una galería de personajes que resultan tan atractivos como apestosos, tan grotescos como humanos, tan ricos como no lo somos ni lo seremos nunca el común de los que descolgamos cada noche del sofá la mano del mando (daiquiri sin hielo), tan pobres en su ejemplaridad y coherencia como cualquiera de nosotros, mudables como todos.. .cada uno en su grado, en especial cuando las circunstancias lo permiten y el relax va conduciendo entre palazzos. «These gays... They are trying to murder me!», frase maestra, está en el top de los momentos más retuiteados de la segunda temporada de The White Lotus, gran novela adictiva que emite HBO, de las que sin contar nada desnudan un puñado de verdades humanas.

En una Sicilia de lujo y ensueño, donde las esculturas exudan leyendas y secretos, donde el arte parece prostituirse con estilo, con todo al aire se quedan la hipocresía de lo correcto, la erótica del dinero, el niño tirano que es el deseo por viejo que vaya el cuerpo, o la trampa más cachonda del mundo: la que uno se tiende a sí mismo. ¿No es lo que le pasa a la tierna, insufrible y tétrica Tanya McQuoid? The White Lotus no supera en la segunda temporada la primera, pero lo habría conseguido sin esa (de tan forzada, evidente) deriva acelerada a lo El padrino.

No morderse la lengua y bañarla en el spa del humor negro es una de las claves del éxito de The White Lotus, gran ganadora de la última edición de los Emmy. La vida es el único camino hacia la muerte, que acaba ahogada en la belleza de la celosa Sicilia en este Gran hermano sexualmente diverso y perverso, donde hay tontos astutos, lerdos de premio, frivolones de los buenos, señores viejunos que acabas adorando, buenos que mandan los principios de vacaciones y malos banal o rematadamente malos.

Aquí huele a muerto, pero la que no muere, en el balanceo de hamaca entre palmeras de los capítulos de The White Lotus, es la curiosidad. Los que la han visto hablan ya de lo que sabe (poco) de la tercera temporada... ¿Nos llevará a Japón? Dicen, dicen.

Aquí hay ficción intrigante para madames Bovarys que no soportan el tedio conyugal y para voyeurs irredentos. The White Lotus no es Muerte en Venecia, en Sicilia todo se disfruta y se relativiza más y se idealiza menos... Ustedes verán si mirar o no es lo correcto.