Tras la palabra pentalítera

Francisco Ríos Álvarez
francisco ríos LA MIRADA EN LA LENGUA

OPINIÓN

cc

31 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando el equipo del Diccionario de Cambridge revisó sus datos para ver cuál había sido el término más buscado estos meses en su edición electrónica, a fin de proclamarlo palabra del año, se quedó sorprendido por el resultado: homer. Se había consultado 79.000 veces. 65.401 de esas búsquedas se habían hecho el 5 de mayo. ¿Cuál había sido el motivo de ese súbito interés?

La explicación era sencilla. Homer era ese día el resultado de un popular juego de palabras, el Wordle. Para los jugadores de Estados Unidos, era un nombre más de su vocabulario, pero la gran mayoría de los anglohablantes de otros países lo ignoraban. Hubo quejas en las redes sociales y numerosas consultas al diccionario, que explica que homer es el acortamiento de home run (en el español de América, jonrón) y que se usa como nombre informal de esta jugada del béisbol.

Wordle es un juego de palabras para navegadores de internet desarrollado por Josh Wardle, un programador neoyorquino, para jugar él y sus amigos. El New York Times cayó en la cuenta de sus posibilidades y lo compró en enero de este año por una cifra que supera el millón de dólares. Según este diario, el Wordle tenía 90 usuarios el 1 de noviembre del 2021, y el 2 de enero ya eran más de 300.000. Hoy son muchos millones, en todo el mundo y en diversos idiomas. Este juego es similar al del programa de televisión Lingo, que se emitió en varios países y que Ramoncín presentó en La 2 en los años noventa. Ahí sitúa el origen del suyo una de las webs que lo ofrecen en español.

El juego, que muchos lectores ya conocerán, consiste en adivinar una palabra de cinco letras. En la pantalla hay un casillero de cinco filas y cinco columnas. En cada fila se ponen las cinco letras de una palabra. Cuando se envía esta, el fondo de cada letra se pone de un color: gris si esta no está en la voz buscada; amarillo si está, pero en otra posición, y verde si está en ese lugar. Con esas pistas se van cubriendo filas hasta dar —o no— con el término buscado.

El esfuerzo tiene su recompensa. Quien juega se ejercita con el léxico que conoce y aprende palabras que ignoraba o no usaba. Y entre amigos o familiares se forman pequeñas competiciones informales. Tras concluir el juego del día, cada uno informa al resto por WhatsApp u otro medio similar: Wordle en cuatro. A lo que sigue un «Yo en tres» y algún lastimero «Hoy no me salió». No pasa nada. Mañana lo intentará de nuevo.