Me gusta conducir

Javier Armesto Andrés
Javier Armesto EL QUID

OPINIÓN

ALBERTO LÓPEZ

28 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Me encanta ir en moto. Si te gusta conducir, sobre dos ruedas disfrutas el doble que sobre cuatro. Tienes que estar pendiente de muchísimas más cosas, poner los cinco sentidos y un sexto, el de la desconfianza, porque nunca sabes lo que te vas a encontrar y obviamente las consecuencias de un accidente son mucho peores que si vas enlatado. Cuando vas en moto tienes que decidir por qué zona de los 3,50 metros —el ancho de cada carril de una carretera convencional— vas a circular, en qué punto vas a frenar antes de una curva, cómo vas a trazarla. Tienes que estar alerta ante los coches que pueden salir a tu paso y también ante los que están aparcados, porque puede abrirse de golpe una puerta. Y muy especialmente tienes que fijarte en el estado de la calzada, saber leer el asfalto. Está lleno de trampas: suciedad y polvo, humedad, verdín, charcos, balsas de agua, tapas de alcantarilla, pasos de cebra, líneas, flechas y otras marcas viales hechas con una pintura que en mojado se convierte en una pista de patinaje. Las pisas, una leve inclinación y estás en el suelo.

Si te gusta ir en moto asumes la responsabilidad que supone. Pero también esperas que los responsables de mantener la carretera hagan su trabajo. Que no te encuentres ese verdín, ni ese firme no drenante que cuando llueve convierte la carretera en un espejo. Y ahí da igual si vas en moto, en coche o en un autobús.