Medicina e inteligencia artificial

Francisco Martelo PRESIDENTE DE LA REAL ACADEMIA DE MEDICINA DE GALICIA

OPINIÓN

María Pedreda

21 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Una persona generará durante su vida tal cantidad de datos sobre su salud que si los encadenásemos con el tamaño en que los vemos en la pantalla de un ordenador, o como aparecerían en un libro, cubrirían la distancia de la Tierra a la Luna, ida y vuelta, 160 veces. Además, para dimensionar mejor esa realidad, es necesario saber que los datos sanitarios que genera la población general se duplican cada tres meses.

La avalancha de información es irrefrenable y solo, puede manejarse a través de la tecnología de la supercomputación. Ese big data sanitario con información masiva de los pacientes permite a los investigadores matemáticos y a los científicos informáticos la creación de programas o software de los que pueden extraer recetas o algoritmos que resuelvan los problemas de quienes enferman. Construyen la denominada inteligencia artificial, con máquinas que imitan las funciones de nuestro cerebro, como la memorización, la reflexión, el aprendizaje y la toma de decisiones. En el campo de salud, personas y tecnología fomentan la innovación y son capaces de salvar vidas. La inteligencia artificial, aunque de manera iniciática, ya es presente. Se ha integrado en la atención médica moderna.

Como ejemplos, el análisis del genoma de un paciente, la gestión de las imágenes y datos del laboratorio para el diagnóstico, predecir lo que puede pasar en una pandemia, propiciar y abaratar la producción de vacunas y nuevos fármacos, anticipar el diagnóstico de las demencias y buscar remedio para ellas, liberar al médico de las tareas monótonas y consumidoras de su tiempo.

Pero la inteligencia artificial podría funcionar de manera diferente a la nuestra o, por el contrario, parecerse tanto que adquiriese nuestros malos pensamientos. Me viene a la memoria la película de ciencia ficción Elysium, con la acción en el 2154 y protagonizada por el controvertido Matt Damon, en la que solo los poderosos disponen de una cápsula espacial donde se curan todas las enfermedades y pueden reparar cualquier deterioro corporal, mientras los demás viven en una Tierra arruinada.

Está claro que no se va a acabar con los médicos, se necesitarán para la valoración clínica, la innovación y la permanencia de la ética y el humanismo en la aplicación de los resultados.

Se abre un mundo nuevo, con tantas posibilidades que su crecimiento necesita un marco que recoja los resultados provechosos y benéficos para la humanidad. Por eso se necesita una supervisión que disminuya los riesgos. Galicia va a participar en ese trabajo desde primera línea.

El esfuerzo entusiasta y provechoso, durante veinticinco años, de las universidades y las empresas gallegas del sector ha situado en A Coruña a la Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial, la primera en Europa. Enhorabuena al Ayuntamiento, a la Xunta y todos los gallegos. ¡Bienvenida!