«Leasing» bovino

Javier Guitián
Javier Guitián EN OCASIONES VEO GRELOS

OPINIÓN

ALBERTO LÓPEZ

20 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El leasing y el renting son formas parecidas para el uso y disfrute de bienes, como vehículos, equipos o inmuebles, por un período determinado. La principal diferencia entre ambos sistemas es que el leasing es una forma de financiación que permite el alquiler de un bien y la posibilidad de adquirirlo al finalizar el contrato. El renting solo es un sistema de arrendamiento y el titular no accede a la propiedad del bien cuando finaliza el acuerdo.

He tenido que revisar ambos conceptos al ver en la prensa unos anuncios en que las entidades bancarias ofrecen préstamos para alquilar vacas, con opción de compra, y no tener muy clara la cuestión. Dicho sea de paso, los anuncios ofrecen el leasing para distintos animales, pero el más extendido es el de vacas lecheras, ya que las cuotas se pueden pagar con la leche. Me tranquiliza que, al contrario de lo que había entendido, la nueva modalidad de financiación para adquirir vacas sea el alquiler con derecho a compra y no el renting vacuno, en el que, pasado un año, por ejemplo, tendríamos que separarnos de Gallarda, una hermosa vaca a la que ya le habíamos cogido cariño.

En todo caso, sigo teniendo mis dudas. Si adquiero la rubia gallega Estrella y al final del período de leasing no me convence, ¿puedo cambiarla por Pantoja? Se me rompe el corazón solo de pensarlo. Tampoco me imagino la feria de cualquiera de nuestros pueblos con los ganaderos alquilando vacas con opción de compra, preocupados por el TIN o el TAE, en medio de los ejecutivos de banca comiendo el pulpo, vestidos de tratantes.

Yo me crie cerca de la Alameda de Santiago, donde todos los jueves vacas y paisanos campaban a sus anchas; después las ferias se marcharon al extrarradio y el centro se llenó de oficinas de bancos y tipos trajeados; los tratantes de ganado fueron sustituidos por los tratantes de créditos. El tiempo pasó, muchos bancos desaparecieron, pero las vacas ya no volvieron; ahora la ciudad es un parque temático donde solo existen los turistas.

En cierta medida, nuestras ciudades fueron antes vías de circulación de animales o sedes de mercados de ganado y, nos guste o no, a todos nos separan muy pocas generaciones de ese mundo en que algún animal de cuatro patas era el centro de las preocupaciones familiares. Los animales se compraban con un apretón de manos en torno a unas tazas de vino; el leasing y el renting son muy posteriores, de cuando empezaron a financiarse los callos, el pulpo, etcétera, y todo fue a peor.

En fin, si lo piensan, banqueros y ganado siempre han tenido mucho en común: «Hola, buenos días, venía a pedir un préstamo...». «Entiendo, pero ¿por qué trae una oveja?», pregunta el banquero. «Viene abalarme...», responde el ganadero. Sin embargo, si tengo que elegir, yo me quedo con el ganado.