Palabras que curan

OPINIÓN

Sanitaria lleva de la mano a una interna de una residencia de Gijón después de vacunarse contra el covid-19
Sanitaria lleva de la mano a una interna de una residencia de Gijón después de vacunarse contra el covid-19 J.Peteiro. POOL

20 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Nunca supe su nombre, ni llegué a ver su cara. Solo unos rizos negros, una mano sobre mi mano y un susurro: «Tranquila, piensa en algo bonito». Y me dormí. Ella no supo lo importante que fue su cercanía. Y yo no supe si ella comenzaba aquel viernes pensando en los planes del fin de semana o si lo hacía ignorando si al día siguiente tendría o no un nuevo contrato. Quizás no había dormido bien. O tal vez había perdido los nervios aquella mañana en un atasco. Nada de eso importó en aquella sala del Hospital do Salnés. Pensé en ella muchas veces durante la pandemia. La vi en cada uno de los que agarraron las manos de quienes se fueron sin la compañía de los suyos, en los que tuvieron palabras amables para los familiares que se tragaban la impotencia al otro lado del teléfono, en los que aplaudían orgullosos y felices cuando un paciente salía de la uci. Cuánto miedo habrán sentido ellos. Por ellos mismos, por sus familias. La sigo viendo en los que se preguntan si pueden transmitir esa cercanía a través de una pantalla, si una cita llegará demasiado tarde. La vi hace unos días en las profesionales del Complejo Hospitalario de Ourense que hablaron con la periodista María Cobas de los programas de humanización de la sanidad. Ellas no ocultaban la otra cara, la que también existe, la de los gestos feos y las palabras duras, la que sin decirlo (o quizás sí) te pregunta de qué te quejas, si estás viva. Yo prefiero quedarme con esos rizos y esa voz que calma. Es imprescindible tener la mejor tecnología, los medicamentos más efectivos, personal suficiente y bien formado, apostar por la investigación. Hay que defenderlo siempre. Pero qué importantes son también las palabras que curan.