La Copa del Mundo será esta tarde porteña o francesa, pero hay alguien que ya ha conseguido anotarse un gran triunfo con el campeonato de Catar. Televisión Española apostó contra todo pronóstico por ofrecer en abierto los partidos del Mundial que entendía más relevantes para los espectadores. Con un gran despliegue ha conseguido retocar, a punto dar las uvas, las cifras menguantes de un año bastante aciago en términos de audiencias.
La operación habría sido más rentable si la actuación de la selección española se hubiese alargado un poco más. Cayó derrotada, eso sí, en un festivo nacional y encarando la puerta de salida ante una cifra récord de 12,6 millones de personas. También habría mejorado TVE sus datos si los horarios no jugasen en contra de la excepción ibérica. Mientras los vecinos europeos han podido arrellanarse tranquilamente después de cenar a disfrutar los partidos de los ocho de la tarde, muchos aficionados españoles llegaban a casa derrapando poco antes del pitido final. Y todavía más rentable habría sido para la corporación el haber podido facturar publicidad más allá de los patrocinios oficiales.
La retransmisión ha sido, pese a todo, un gran éxito para TVE, aunque sigue dejando abierto el debate de si debe ser una cadena pública quien sufrague este enorme espectáculo privado.