La desinformación y propaganda del autoritarismo digital
OPINIÓN
En mi sexto cumpleaños, mi padre me regaló un globo terráqueo, el mejor regalo que me han hecho nunca. Me maravillé de todo lo que había que ver más allá de los confines del mundo soviético.
Ondrej Vlcek, presidente de NortonLifeLock, y yo crecimos bajo la esfera de influencia de la Unión Soviética. Leímos la misma propaganda en nuestros libros de texto, y aprendimos a no confiar nunca en la desinformación que nos arrojaban. En el contexto actual, con la guerra en Ucrania y la creciente agresión autoritaria contra el discurso libre en internet, es importante advertir sobre los peligros de las nuevas redes de propaganda.
El año en que mi padre me regaló ese globo terráqueo, también empecé a jugar al ajedrez.
Diez años después, gané mi primer torneo internacional. Cuando empecé a viajar al extranjero para participar en competiciones, me encontré con que era uno de los pocos ciudadanos soviéticos con el privilegio de ver el mundo, aunque siempre vigilado por los encargados de la policía secreta soviética, el KGB.
En 1983, vi por primera vez en persona un ordenador doméstico en un concurso en Londres. Pedí uno a los organizadores del concurso y me lo llevé a casa: ese fue probablemente el primer ordenador que hubo en Bakú. En 1986, firmé un acuerdo con Atari y recibí como pago 53 de sus ordenadores. Los llevé a Moscú y creé el primer club juvenil de informática de la Unión Soviética. Entonces poco sospechaba que el mundo sin límites que pronto estaría disponible en internet se convertiría en una poderosa fuerza para la desinformación.
Desde que Putin tomó el poder en Rusia el último día de 1999, ha ido apartando a Rusia del mundo libre. Al principio no se hizo mucho caso a internet, ya que la mayoría de los rusos obtenían las noticias de la televisión, que desde el 2008 estaba bajo el control del Estado. Pero a medida que la represión de los derechos y de la sociedad civil continuaba, las webs de noticias online y los medios de comunicación social fueron objeto de escrutinio y control.
En la actualidad, las redes de bots de desinformación, las fábricas de malware y las bandas cibernéticas de Putin son más sofisticadas que cualquier mafia internacional. Esto responde a que, según las conclusiones del Informe de Bienestar Digital de Avast del 2022, los ciberataques son más frecuentes en las naciones menos libres, donde las salvaguardias privadas y la regulación pública son más débiles que en las democracias. En este contexto, nunca pensé que llegaría el día en que un presidente de EE. UU. repetiría la propaganda rusa sin tener en cuenta la información proporcionada por su propia oficina de inteligencia. Pero ¿qué podemos hacer para contraatacar?
Las empresas deben seguir el ejemplo de los buenos ciudadanos globales. Por poner un ejemplo, después de que Putin iniciara su última guerra, muchas de las empresas más grandes del mundo suspendieron las operaciones en Bielorrusia y Rusia mientras reforzaban el apoyo a la protección digital en Ucrania.
También es vital saber si la información proviene de una fuente en la que puedes confiar.
La presión pública puede animar a las empresas a tomar posiciones en la lucha por el bien contra el mal. Y todos debemos hacer lo que podamos en nuestro día a día para protegernos de las noticias falsas.