Marlaska, el saltador de vallas

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

Cézaro De Luca | EUROPAPRESS

04 dic 2022 . Actualizado a las 10:02 h.

Desconocemos los logros deportivos de Fernando Grande-Marlaska, pero debió de ser un buen atleta. Porque se pasa la vida saltando vallas. Ya lleva unas cuantas. Y anda estos días el ministro oscilando entre la valla de Melilla y la de la ética y decencia. De momento ha logrado superarlas, aunque con grandes dificultades porque cada vez le cuesta mayor sacrificio salvar los obstáculos.

Ya nos tiene acostumbrados el ministro, en responsabilidades anteriores como en la Audiencia Nacional, a verle saltar obstáculo tras obstáculo, aún en ocasiones a punto de derribarlos. Pero en todas ellas superó, trastabillado, la carrera. Pero él último incidente tiene tantas incógnitas que no es capaz de aclararlas. Por mucho que se explique, no convence. Ni a él mismo.

Y es que resulta imposible aceptar sus cambiantes explicaciones respecto a lo ocurrido en junio en la frontera de Melilla, donde se produjeron 23 muertos, que para algunas ONG fueron 72. Numerosos estudios revelan que al menos una de las muertes se ocasionó en territorio español y que numerosos inmigrantes fueron devueltos inmediatamente a territorio marroquí. Lo que se conoce como «en caliente». Pero Marlaska continúa obcecado. En contra de dos investigaciones lideradas por la BBC y por un consorcio periodístico. Con el Defensor del Pueblo mostrando sus serias dudas con su versión, con la Eurocámara pidiéndole más explicaciones y con el Congreso en contra, excepto los suyos.

Y es que es difícil de razonar la muerte de unos infortunados, tanto como las declaraciones de supervivientes que denuncian haber sido golpeados y devueltos a Marruecos, algunos heridos e inconscientes. Muy difícil de explicar. Como que los vídeos del suceso estuvieran cortados porque el helicóptero y el dron dejaron de grabar durante hora y media justo después de la avalancha en el vallado fronterizo. 

El noruego Karsten Warholm, oro olímpico en Tokio, rozó hace dos años el récord del mundo de 400 metros vallas. Iba camino de lograrlo hasta la recta final. Un ligero toque en la última valla le dejó a nueve centésimas de conseguirlo. Es lo que le pasa a Grande-Marlaska. Que ha tropezado en la última valla. En la de Melilla. Y ese traspiés hace insostenible que continúe en el cargo sorteando los obstáculos después de lo ocurrido en Melilla. Ni un día más.