¿Quién tiene hoy el poder de decisión en el sector del automóvil?

Jesús F. Lampón / Pablo Cabanelas PROFESORES DE LA UNIVERSIDADE DE VIGO

OPINIÓN

María Pedreda

01 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Hasta hace poco, el poder en la cadena de valor tradicional del automóvil estaba concentrado en los fabricantes de automóviles y Tier-1. Estas empresas líderes coordinaban una red de proveedores y decidían las condiciones de precio, calidad, diseño o localización.

Las empresas que forman parte de la cadena de valor están ligadas a una localización geográfica en la que desarrollan sus actividades. Por tanto, cada país se caracteriza por las empresas presentes en estas.

Para explicar la configuración geográfica se utiliza un modelo llamado «centro-periferia». En este modelo, los países centrales (Alemania, Francia) concentran las actividades de alto nivel tecnológico y de conocimiento. Las actividades se transfieren desde estos países hacia las periferias, y las competencias transferidas son más simples. Este esquema asume una división del poder donde los países centrales deciden el reparto de actividades. España, dentro de este modelo, es un país considerado semi-periférico. Es decir, comparte características de un país central con las de periferia, con importantes Tier-1 de capital español, pero con ningún fabricante de automóviles español y con un poder de decisión limitado en cuanto a dónde fabricar nuevos modelos de vehículos.

En la actualidad estamos experimentando la transformación de la cadena de valor tradicional del automóvil. La nueva movilidad autónoma, conectada y compartida está cambiando el poder de decisión y la posición que ocupan los países en la configuración geográfica de la nueva cadena de valor. Las empresas ligadas a la conectividad, la gestión de datos y los sistemas de comunicación asociados están transformando los paradigmas preestablecidos. Estas empresas han adquirido un elevado poder de decisión, incluso frente a los fabricantes de automóviles. Dominan las tecnologías clave de la nueva movilidad y tienen un elevado poder de negociación de las condiciones de los contratos de suministro.

En este nuevo contexto, el posicionamiento de los países en la geografía de la industria está aún por configurarse. España está a tiempo de ser un país central con capacidad para decidir aspectos de las tecnologías ligadas a la nueva movilidad. Para ello, se pueden proponer determinadas recomendaciones y «no perder el tren» en este nuevo contexto. En particular, se propone fomentar el desarrollo e implantación de empresas con tecnologías ligadas a la movilidad autónoma, conectada y compartida de capital español: tecnologías de posición (sistemas de detección y alcance, visión artificial,...), conectividad, sistemas avanzados de automatización (unidades de control telemático...) y otros como software para infraestructuras viarias. Una mayor presencia de estas empresas, dotan al país de actividades de alto valor añadido y de una mayor capacidad de innovación, que revierte en la mejora del nivel tecnológico, mayores ingresos y empleos de calidad. Además, las políticas que fomenten la formación en competencias relacionadas con el big data, la ciberseguridad, la inteligencia artificial, computación cuántica o internet de las cosas, entre otras, son un aspecto clave. Esto no solo facilita la adquisición de una mayor base de conocimiento de los profesionales de la industria del automóvil española, sino que ejerce un efecto de atracción para empresas extranjeras relacionadas con la nueva movilidad que quieran invertir en España.