Vox daña la democracia

Enrique Clemente Navarro
Enrique Clemente LA MIRADA

OPINIÓN

Javier Lizon | EFE

28 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Insultos, ataques personales, exabruptos, provocaciones, zafiedad, guerracivilismo. Estas son algunas de las armas que Vox emplea constantemente en el Congreso. Una estrategia antisistema planificada, copiada del manual del perfecto trumpista, que tiene como objetivo recuperar terreno en las encuestas a costa de embarrar el terreno de juego, impedir el debate en la sede de la voluntad popular y, por lo tanto, dañar y degradar la democracia. Ellos lo llaman «guerra cultural». La ultraderecha no propone nada, solo lanza proclamas y nos presenta una España totalitaria, cuyos gobernantes, ilegítimos, claro está, se comportan como Hitler y Stalin y están prestos a instaurar el gulag. (Por cierto, algo que Ayuso dijo de otra forma: Sánchez sería una especie de Daniel Ortega, el dictador nicaragüense, que quiere meter a la oposición en la cárcel). Un día, una diputada de Vox dirige ataques machistas soeces contra la ministra Irene Montero, otro los celebra, proclamando la «superioridad moral» de la extrema derecha, al tiempo que advierte de que «al zurderío se le combate de cara, esto no es para tibios». Y, en la misma sesión, un exaltado y vociferante parlamentario defiende la «hombría» de las representantes de Vox, y, como su colega, carga contra los tibios, en referencia al PP, que provocan «el vómito de mi boca», a la vez que alerta del apocalipsis comunista, «lleno de sangre», que «empieza por el asesinato social de aquellos que no son comunistas o socialistas». En un momento de su intervención reta al «comunismo» y a «sus socios», abriéndose la chaqueta y mostrando la nuca. Esto está pasando todos los días en el Congreso como si fuera normal. Pero no lo es, el discurso del odio no debería normalizarse. No todo vale.