La Comisión Europea quiere hacernos creer que va a remover Roma con Santiago para que bajen los precios del gas y, por tanto, de la luz. Y que por eso ha presentado una propuesta para implantar un tope al precio del hidrocarburo. Pero es que ese mecanismo, tal y como lo ha diseñado, es inaplicable, o una tomadura de pelo, como lo definió la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera. Porque ha fijado un límite de 275 euros por megavatio hora, que debe prolongarse durante dos semanas seguidas, algo que no ha sucedido en los peores momentos de la crisis energética (marzo y agosto). Pues así es cómo planea resolver el problema la Comisión, año y medio después de que comenzase la crisis de precios, por cierto. Yo, por si acaso, ya he decidido que el problema me lo resuelvo yo a mí misma: apago la luz y punto.