Sacarse el carné a los cuarenta

Beatriz Pallas ENCADENADOS

OPINIÓN

27 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Alguien tenía que decirlo. Hubo en los setenta un programa de TVE sobre seguridad vial, titulado La segunda oportunidad, que marcó a fuego la imagen de un coche que se estrellaba, una y otra vez, contra una roca gigante. Aquello ayudó, sin duda, a concienciar sobre la importancia de ser prudente al volante, pero también le quitó a muchos la capacidad de subirse a un coche sin el hormigueo del desasosiego. Aquellos fotogramas de vehículos empotrados a gran velocidad y automóviles despeñándose por un puente persiguen al protagonista de la primera serie de Borja Cobeaga, No me gusta conducir, estrenada en TNT. Se trata de una comedia costumbrista, tierna e irónica, de personajes encantadores, que tiene mucho fondo por debajo de las sonrisas. Cuenta las vicisitudes de un profesor universitario (Juan Diego Botto) que pasa de los cuarenta y que, cuando la vida se cala, decide sacarse el carné de conducir. «Cuando sois más mayores os da más miedo, tenéis más prudencia, sois más torpes, en definitiva», le dice la joven secretaria de una autoescuela tomada por veinteañeros. Cuando en su primera clase práctica tiene que cruzar los carriles de la glorieta de Atocha entiende que su doctorado en literatura no va a ayudarlo a manejarse en la vía ni en la vida. Descubre, a sus años, que cogerle el punto al embrague es también un desafío existencial. Y que la cuesta cuesta.