Desorientados

Luis Ferrer i Balsebre
Luis Ferrer i Balsebre MIRADAS DE TINTA

OPINIÓN

Abedin Taherkenareh | EFE

22 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

A través de la evolución del cerebro hemos adquirido una serie de mecanismos que nos permiten controlar permanentemente el espacio que nos rodea. Gracias a esa evolución, el sistema cerebral ha desarrollado un sistema de orientación que evalúa dónde estamos y adónde nos dirigimos, integrando múltiples señales relativas a nuestra posición y al transcurso del tiempo. Los animales se orientan por referencias visuales, olfativas. Nosotros ya no manejamos tanto esas referencias sensoriales a la hora de orientarnos. Asociamos señales físicas con elementos culturales de tal manera que nos encogemos con el frío y cuando hace calor se nos pone el cuerpo de jota. El frío nos sitúa en tiempo de invierno y el calor nos pone en modo verano.

Igual ocurre con los alimentos, que actúan como señales que nos orientan en el tiempo de tal manera que, cuando aparecen las fresas, las setas, las cerezas, las castañas o el roscón de reyes, el cuerpo se acompasa a la temperatura que señala su presencia. Gracias a ellos sabemos que entramos en primavera, en otoño, invierno o verano y nos adaptamos. Nos orientamos en tiempo y espacio y modulamos nuestras conductas.

Bajo a la ciudad y veo los escaparates de las tiendas llenos de ropa de invierno mientras un carrito de castañas asadas atiende a una recua de clientes en camiseta. El termómetro de la farmacia marca 18,5 grados, hay mostradores con helados, frutas tropicales, roscones de reyes, y aparatos de calefacción. Hay gente bañándose en los arenales. ¿Dónde estamos? ¿Me pongo o me quito el abrigo? ¿Me tomo un cocido o un gazpacho?

Me voy a ver un Mundial al desierto.

Totalmente desorientados.