Hay quien daría un ojo de la cara o un riñón por saber en qué piensa y qué va a salir a borbotones de la boca de Isabel Díaz Ayuso. No digamos ya si el interesado se encuentra en Génova 13. Esta mujer se ha convertido en una bomba imposible de desactivar hasta para un tédax. Es como si de noche, mientras el resto del mundo cuenta ovejitas, ella siguiera contando comunistas. Luego, claro, es normal que después del desayuno acuda al pleno de la asamblea de Madrid y, mirando como mira una virgen de Murillo, acuse a los hijos de Karl Marx tanto de sacarse de la manga una crisis sanitaria como de inventarse una emergencia climática. Nadie sabe a dónde llegará la espiral Ayuso. A ver cuánto tarda en decir que Alberto Núñez Feijoo coquetea con el Che Guevara. El día que esta mujer deje de ganar elecciones podrá pedir asilo político en Mar-a-Lago. Con su currículo, Donald Trump le va a abrir las puertas de par en par.