La urgencia de avanzar en nuestras conexiones transfronterizas

Raquel Sánchez MINISTRA DE TRANSPORTES, MOVILIDAD Y AGENDA URBANA

OPINIÓN

Marta Fernández Jara | EUROPAPRESS

06 nov 2022 . Actualizado a las 13:18 h.

España y Portugal comparten dos Gobiernos que tienen las ideas muy claras. Que impulsan hojas de ruta basadas en la justicia social, el progreso y el bienestar. Que no han dudado en unirse en tiempos de crisis para defender los intereses de las sociedades a las que sirven. Y que han conseguido que nuestras dos naciones sean referentes indiscutibles en el desarrollo del proyecto europeo en un contexto de enorme dificultad. 

Todo ello quedó de manifiesto este viernes, en la XXXIII Cumbre Luso-Española en Viana do Castelo, donde constatamos que nuestras relaciones bilaterales no solo son más intensas y profundas que nunca, sino que el futuro de nuestras alianzas es prometedor. Porque trabajamos y trabajaremos conjuntamente para hacer de nuestra Península un territorio de oportunidades. Y, en este sentido, las conexiones ferroviarias transfronterizas son, sin duda, un elemento urgente y de futuro.

Así lo pude ratificar en un encuentro bilateral con el ministro de Infraestructura y Vivienda de Portugal, Pedro Nuno Costa. Para la cartera que dirijo fue especialmente satisfactorio salir de ese encuentro con un compromiso claro de los representantes portugueses de fijar un cronograma en cuanto a las conexiones transfronterizas.

Es un paso más. Porque llevamos trabajando en ello desde hace años. Y, en este sentido, soy consciente de la importancia clave que tienen las conexiones Madrid-Lisboa y Vigo-Oporto. Conexiones que el Gobierno español apoya decididamente, porque sabemos de la importancia de proyectos que amplían oportunidades para los ciudadanos y ciudadanas a ambos lados de la frontera.

En Extremadura, hemos puesto en servicio 150 kilómetros de plataforma de alta velocidad entre Badajoz y Plasencia, y tenemos un calendario claro de hitos para completar la llegada de la alta velocidad. En Galicia, trabajamos para la consecución de un eje que da servicio a una población muy elevada, estructura toda la fachada marítima ibérica del Atlántico, dando servicio a los puertos existentes, además de permitir la conexión entre los aeropuertos de estas dos grandes ciudades. 

Grandes infraestructuras que solo tienen sentido al servicio de las personas. Por respeto a ellas, no quiero mencionar promesas en esta tribuna. Hoy, si me permiten, prefiero citar solo los hechos.

Ha sido este Gobierno el que ha llevado la alta velocidad a Galicia, el que, de manera conjunta con el de Portugal, solicitó la inclusión de Vigo-Oporto en la Red Básica de la RTE-T, consiguiendo que fuera incluida en la Red Básica Ampliada. Y el que está a punto de licitar el estudio informativo de la salida sur de Vigo, crucial para la conexión con Oporto, y de gran complejidad técnica y territorial. Además, trabajamos conjuntamente para que la electrificación de la línea sea compatible en ambos países.

Finalmente, quisiera hacer un par de reflexiones que nos permiten encuadrar mejor nuestro esfuerzo. En primer lugar, recordar que Portugal tiene que ejecutar muchos más kilómetros de línea de alta velocidad que España. Hablamos de que alrededor de un 20 % del nuevo trazado de alta velocidad ferroviaria discurriría en suelo español, mientras que casi un 80 % se extendería en suelo luso. Y, además, es bueno señalar que el lado español está más avanzado, algo que, en buena medida, se debe a que, le pese a quien le pese por intereses que poco tienen que ver con las necesidades de los ciudadanos y ciudadanas, en alta velocidad no necesitamos que nadie nos dé lecciones.

Iniciamos este camino hace tres décadas. Somos un país de referencia en cuanto a desarrollo tecnológico y de infraestructuras, abriendo camino a nivel mundial en la liberación ferroviaria. Tenemos más de 3.000 kilómetros de alta velocidad, la segunda red más extensa en el mundo, solo por detrás de China. Portugal aún no dispone de ningún tramo de alta velocidad en servicio, pero tiene nuestra mano tendida para recorrer ese camino. No dudamos de su compromiso. Como nadie debería dudar del nuestro.