Cuando el PSOE nos tenía entusiasmados

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

Julio Muñoz | EFE

02 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Andamos estos días recordando la aplastante victoria socialista hace 40 años y de paso analizando las diferencias, que algunos creen una «alocada deriva», entre el partido liderado por Felipe González y el actual de Pedro Sánchez. Y aunque es inadecuado hacer un análisis riguroso, porque cometemos el error de ver los acontecimientos aislados o desde la perspectiva actual, sin tener en cuenta la realidad de cada momento, las conclusiones que escuchamos son tajantes, Estos socialistas son menos juiciosos y más imprudentes.

El propio Alfonso Guerra, tan brillante como mordaz, ha dicho que este PSOE es otro partido. Lo que dio pie a que el coro asumiera la afirmación para lanzarla a los cuatro vientos.

El partido que lideró González, ¿era más cumplidor y consecuente que el de Sánchez? ¿González afrontaba los problemas con mayor tacto? ¿O ha hecho el PSOE un camino hacia el radicalismo? Inevitablemente, lo primero que hay que tener en cuenta son los cambios sociales y políticos ocurridos en todos estos años. Porque se pretende comparar la actuación de un partido cuando la barra de pan costaba 17 pesetas y un pijama 750 con el de hoy.

Malo sería que quienes deciden por nosotros se mantuvieran inamovibles sin adaptarse a las transformaciones y a la realidad de cada momento. Ese tiene que ser, precisamente, su ADN. Dar respuestas a los cambios sociales que se producen. Tan convencidos estamos que aquel PSOE, que tanto entusiasmo despertó, no tramitaría la ley trans, ni abordaría la sedición, como que el actual no avalaría la guerra sucia contra ETA, ni acompañaría a Barrionuevo y Vera en su ingreso a prisión. Como hicieron González y Guerra.

El PSOE dejó de ser lo que era no con Sánchez, sino cuando, de la mano de aquellos chicos de la pana, abandonó el marxismo y el republicanismo y se convirtió en un instrumento de poder. Hubo un tiempo en que lo que predominaba era el idealismo y la utopía, pero renunciar al marxismo lo llevó al pragmatismo, lo que ahora llamamos socialdemocracia. Y pasó de guerrear contra el capitalismo a abrazarlo. Porque, como dijo el propio González, hay que gobernar en función del estado de ánimo de los ciudadanos.

Por eso no es que el de hoy sea un PSOE diferente y más radical que el de hace 40 años. Algunos incluso pensamos todo lo contrario. Que se sitúa demasiado a la derecha en cuestiones esenciales. Y es que el concepto político de socialismo ha variado a medida que se transformó el mundo. Se ha actualizado para estar en una sociedad banalizada y enloquecida. No se parecen ni en el respaldo electoral, que entonces fue el mayor de la historia. Porque los chicos de la pana nos tenían entusiasmados. Teníamos todo por hacer. Ansiábamos la democracia y creíamos que venían a darnos una vida confortable y feliz. Ya ven. Solo estamos de acuerdo con Guerra cuando echa de menos aquellos tiempos. Nosotros también. Porque éramos 40 años más jóvenes.