España entera se encuentra consternada por la muerte en Gijón de una niña de 6 años a manos de su madre, tras enterarse de que le habían entregado la guarda y custodia al padre. Un caso más que claro de violencia vicaria, pero en este caso practicada por la madre con el único fin de atacar al padre matando a su hija.
Con la ley en la mano, la pena que la justicia le impondrá a la madre será muy inferior a si el crimen lo hubiera cometido el padre. A este le hubiesen impuesto la prisión permanente revisable; a la madre no. El tiempo me dará la razón.
Soy un firme defensor de la ley contra la violencia de género, ha hecho mucho por las mujeres en España, pero todo tiene un límite. El sector podemita del Gobierno Frankenstein presidido por Pedro Sánchez está yendo tan lejos al respecto que está tirando por tierra el para mí más importante artículo de la Constitución española, que no es otro que el artículo 14, que dice que todos los españoles somos iguales ante la ley, sin que pueda haber discriminación por razón, entre otros muchos motivos, del sexo del acusado.
Todo ello sin obviar el hecho de que no es de recibo que un litigio por la custodia de una menor tarde cinco años en resolverse. Evidentemente, una mujer que mata de una forma tan cruel a su hija algún problema psíquico tendría, y no fue detectado por los profesionales psicosociales adscritos al juzgado en cuestión.