Herpes zóster, vacunar para prevenir

Patricia Martín Rico INTERNISTA Y ESPECIALISTA EN PATOLOGÍA INFECCIOSA DEL GRUPO RIBERA

OPINIÓN

María Pedreda

29 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El herpes zóster es una forma de manifestación de la infección por el virus varicela zóster. Todos conocemos la varicela, que esta producida por el mismo virus, y el herpes zóster es su otra cara o forma de manifestarse.

La primera vez que uno se infecta por el virus varicela zóster en su formato de varicela, normalmente en la infancia y con gran contagiosidad, aparecen lesiones cutáneas, con formato de vesículas, que evolucionan a costras.

Cuando se resuelve la infección en la piel, el virus migra a través de las terminaciones nerviosas sensitivas hasta los ganglios espinales posteriores, donde queda inactivo pero no muerto. Estos ganglios funcionan como intercambiadores de neuronas localizados alrededor de la médula espinal. El virus queda ahí en una situación inactiva o contenida, pero, cuando se produce una situación de disminución de las defensas, puede volver a activarse y migrar de nuevo hacia la zona de la piel que conecta con esos nervios espinales.

Esto suele ocurrir en personas que, por algún motivo, sus defensas no están suficientemente fuertes. Hay muchas situaciones para ello, no necesariamente tiene que ser que estén en tratamiento con citostáticos, o que tengan una situación de neoplasia; simplemente se puede dar también en casos de enfermedades crónicas, debilitamiento, mala nutrición, diabetes, etcétera.

La clínica típica es la aparición de un rash o sarpullido en hemicinturón, como si fueran ampollitas múltiples a lo largo un trayecto lineal, y que en muchas ocasiones provocan gran dolor; una molestia que, a veces, perdura incluso tras la desaparición de las lesiones cutáneas.

Es también muy típico el herpes zóster oftálmico o el ótico. Ambos tienen unas características de severidad añadidas asociadas a la localización.

El herpes zóster puede dejar además una complicación dolorosa que denominamos neuralgia postherpética y que se caracteriza por dolor aunque hayan desaparecido las lesiones, en muchos casos intenso y lancinante, como una descarga eléctrica, que puede ser muy severa.

Cuando se identifica el herpes zóster, lo mejor es consultar con el médico de cabecera para que evalúe si debe hacer un estudio de por qué se ha presentado y tratar el dolor y la propia infección con antivirales, de los que disponemos en la actualidad y que pueden acortar el proceso de evolución o disminuir la posibilidad de una neuralgia postherpética.

También hay disponibles vacunas para el herpes zóster, que son muy eficaces tanto a la hora de prevenir nuevos episodios como la neuralgia postherpética.