Los jóvenes españoles son unos vagos

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

JUAN CARLOS HIDALGO | EFE

26 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Efectivamente, los jóvenes españoles son unos vagos y unos irresponsables, como dijo la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso en una convención de su partido. Y unos drojadictos, añado yo. Los mayores nos dimos un estado de bienestar maravilloso y a los jóvenes, que «lo tienen todo», «les falta cultura del esfuerzo, que se ha ido perdiendo por muchas cuestiones», dijo Ayuso.

Entre otras, porque las sucesivas leyes convirtieron la educación española en un gran fracaso. Les han «regalado los aprobados e igualado a la baja y con un exceso de promesas que solo llevan a una frustración de expectativas». Aún más. Según la presidenta, este mundo digitalizado «les está aislando socialmente, eliminando el tesón, la paciencia, el relacionarse con otras personas como hacíamos otras generaciones», dijo. El análisis, por simplista y demagogo, resulta impropio de una responsable política de un país europeo. Estamos acostumbrados a los improperios de la presidenta madrileña y ya nada escandaliza, pero en esta ocasión no se trata de un disparate. La idea esconde un trasfondo de gran calado, porque delata la forma que tiene ella de entender la sociedad, actual o futura.

Díaz Ayuso no está avalada por su trayectoria, ni por su cultura del esfuerzo, para impartir grandes lecciones. Hace dieciocho años que se vinculó al PP y ahí fue creciendo. Desde responsable de redes sociales a presidenta madrileña. Fuera de la política su recorrido laboral se reduce a una agencia y una radio local en la que permaneció ocho meses. El carné del partido ha sido decisivo en su camino profesional.

Y este no es el caso de los jóvenes españoles. El 40 % de los menores de 25 años está en paro. La juventud es la más expuesta a la temporalidad, a la subcontratación y a los salarios bajos. No tienen expectativas de futuro ni pueden hacer frente a las hipotecas o a los altos alquileres, y eso les lleva a vivir bajo la capa familiar hasta bien entrada en la treintena. Y todo ello pese a ser la generación más preparada de cuantas dio este país.

El problema de los jóvenes es que nadie les regaló un máster. Ni sus papás les entregaron un piso, como a Ayuso. Ni sus hermanos se embolsaron 280.000 euros por intermediar no se sabe muy bien en qué.

Es evidente que la visión de la realidad española que tiene la presidenta madrileña nada tiene que ver con la real. La inflación y la precariedad han duplicado el número de jóvenes que necesitan acudir a las colas de hambre. Pero desde un cómodo despacho la vida es otra. Mucho más festiva.

Y eso es lo preocupante de la opinión que Ayuso tiene de los jóvenes. Que denota una forma de ver el país que está totalmente fuera de la realidad. Que una de las máximas responsables políticas españolas viva en otro mundo y no tenga capacidad para afrontar los desafíos sociales resulta escandaloso. Y desalentador. Pensando así no puede presidir ni el club infantil del cocherito leré.