La nueva anormalidad

Javier Guitián
Javier Guitián EN OCASIONES VEO GRELOS

OPINIÓN

María Pedreda

20 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

No sé si es cosa de mi cabeza, pero en los últimos tiempos tengo la sensación de que vivo en un país extraño. No es que no sepa en donde habito, sino que lo que cada día escucho o leo en la prensa me parece que me aleja de la realidad y me lleva a un lugar y un tiempo que no es el mío. Trataré de explicarlo.

En los últimos días he visto a una pandilla de energúmenos insultando a las vecinas desde las ventanas de un colegio menor, pero cuando estas son preguntadas por el suceso solo se les ocurre decir «pobrecillos». Un presunto grupo musical de adultos canta, más o menos, que «quiere volver al treinta y seis» en una fiesta amenizada por Trump y Abascal; no hay detenidos.

Simultáneamente oigo a un señor de barba que preside el Consejo General del Poder Judicial afirmar que tiene que irse por convicción, después de casi cuatro años de okupa. Mientras, nos televisan a Macarena Olona en el camino francés, muy interesante el estilo «patata casual», y Ayuso sigue a lo suyo, bajando impuestos y pidiendo dinero a los demás para las cañitas; Yolanda sigue «a la escucha» en Gaes.

Por si esto fuera poco, Toni Cantó amenaza con trabajar, la reina de Inglaterra no es inmortal y Mario Conde ataca de nuevo. En el «mundo rosa» todo el país está conmocionado porque un presunto novio de la presunta señorita Falcó anda por ahí morreando, pero afirma que está muy arrepentido y pedirá perdón las veces que sea necesario. Ella nos cuenta en televisión como el Señor le ayudó a buscar su nuevo camino.

Mientras tanto un extorero, Ortega Cano creo que se llama, ofrece para reconciliarse con su pareja un «semen todavía fuerte», sin duda «semen de toro» certificado por el laboratorio de análisis de Las Ventas. Para acabar definitivamente con mi paciencia las influencers llevan la voz cantante «10 estilos con leggings de vestir: los nuevos pantalones de moda». Apasionante información para el frente ucranio.

Me dirán que al menos en Galicia todo va bien, pero no se fíen: miren la autovía del noroeste cayendo a trozos, los jabalíes invadiendo Ferrol por las noches o las raciones de pulpo de San Froilán cada vez más pequeñas. Piénsenlo: ya apenas llueve, se cierran las librerías y se abren tiendas de recuerdos, lo único que permanece invariable son Luar y Gayoso.

Antes había jurelitos y paseábamos con el periódico bajo el brazo; ahora apenas hay pescado y la gente se informa viendo First-day. Les parecerá normal, pero hasta hay papas y reyes eméritos. Será cosa de la pospandemia, pero esta nueva anormalidad a mí no me gusta. Me voy al bosque.