Algo no acaba de arrancar en la Moncloa. En el gabinete de Pedro Sánchez no entienden cómo las encuestas de José Felix Tezanos no se corresponden con la realidad de la calle. El presidente del Gobierno no se acostumbra a que le silben los miles de beneficiados por las ayudas que salen del bolsillo de todos los contribuyentes, no solo del IRPF y las multas, sino cada vez que tomamos una caña, compramos el pan o los pañales para nuestros hijos o mayores.
No queda bonito en el currículo de ningún mandatario que te persiga por la calle un señor con una pancarta con cuatro palabras —«Que te vote Chapote»— y que no se reconozca la valía internacional de quien ha organizado con éxito la cumbre de mandatarios de la OTAN o va a presidir la Internacional Socialista.
La culpa, como casi siempre, es del mensajero. Antes de Pablo Iglesias, el de Podemos, no el fundador del PSOE, se solía responsabilizar al jefe de prensa de que el mensaje no calara lo suficiente. «Hacemos cosas chulísimas, pero la gente no se entera», lo resumió Yolanda Díaz antes de iniciar ese proceso de escucha que al ala más ultra de la izquierda tampoco acaba de gustarle.
Pero el devastador paso de Iglesias por la política también incluye un ataque a los medios de comunicación que ha calado en el PSOE y que Sánchez, como muchas otras propuestas de ese partido que no le dejaría dormir por las noches si tuviera que pactar con él, ha acabado adoptando de forma sucesiva: las subidas de impuestos, las subvenciones por casi todo y muchas otras.
Lo que sorprende es que en una democracia consolidada como la española su principal responsable político se haga eco de una conjura «de los que fuman puros en los reservados» y de los medios que denuncian algún exceso o incorrección del Gobierno, que automáticamente pasan a ser «terminales de la derecha». Y eso al mismo tiempo que se asalta la dirección de un diario o la de RTVE por no ser el director «suficientemente sanchista», según admitieron fuentes socialistas tras la destitución de Álvarez Tornero. Quizá el problema radica en hacerle caso solo a las encuestas de Tezanos, miembro de la Ejecutiva socialista, por cierto. Y desoír al resto de sondeos que van, todos, en la dirección contraria. Pero siempre nos quedará el CIS.