Cataluña: generación Z

Pedro Armas
pedro armas A MEDIA VOZ

OPINIÓN

Lorena Sopêna | EUROPAPRESS

17 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Los nacidos en Cataluña durante el cambio de siglo, los centennials de la generación Z, han vivido la frustración independentista como principal experiencia colectiva. Tras cursos de adoctrinamiento teórico tuvieron unas clases prácticas sobre algaradas y barricadas; aprendieron, por experimentación propia, el método empírico más eficaz. 

Muchos de ellos, mientras lanzaban adoquines o cócteles molotov y recibían porrazos o balazos de goma, se creyeron protagonistas de la revolución de las sonrisas. Algunos se sintieron utilizados, otros, humillados, y demasiados sintieron rabia o rencor.

A ver quién les habla ahora de ciudadanía, civismo y convivencia. A ver quién les explica que la relación Madrid-Barcelona se rompió por desmanes de nacionalistas centrífugos y centrípetos, aunque había funcionado desde la Transición, durante los cortos años de Suárez, los largos años de Pujol y los primeros años de Aznar y Zapatero, a cambio de ceder al chantaje y de hacer la vista gorda al tres por ciento. A ver quién les cuenta que la Policía Nacional y la Guardia Civil son imprescindibles y que Cataluña es imprescindible para España y viceversa.

En sus libros de texto parecían naciones diferentes; el Reino de Aragón era sustituido por la ficticia corona catalano-aragonesa; había símbolos de Cataluña y no de España; Cataluña era coloreada en los mapas y España no; se delimitaban unos imaginados Países Catalanes; se citaba al Parlament y no al Congreso; se mencionaba al Govern y no al Gobierno; se decía que la lengua oficial de Cataluña era solo el catalán.

Sin embargo, la enseñanza no estaba en los libros de texto, sino en la profesionalidad de los docentes.

Alguno incluso les habrá explicado que Ortega y Gasset advirtió a Companys de que, si Esquerra Republicana cuestionaba la españolidad de Cataluña, acabaría cargándose la autonomía, la república catalana y la república española. Para no cometer los mismos errores, la generación Z debe tomar nota de la historia.