Y si los políticos eligieran a los políticos

Nieves Lagares
Nieves Lagares Díez PUNTO DE VISTA

OPINIÓN

Eduardo Parra | EUROPAPRESS

14 oct 2022 . Actualizado a las 07:41 h.

El desfile del 12 de octubre, con los acostumbrados silbidos a Sánchez, la ausencia de los jueces, la conversación entre Abascal y Feijoo, el retraso de Sánchez, o incluso la comentada sustitución de la cabra de la legión por un borrego llamado Titán, explican perfectamente lo que sucede en la España de nuestros días. 

A la izquierda, la música militar la sigue dejando en la cama, como decía Paco Ibáñez, y la derecha patriótica presente se expresa profiriendo toda suerte de improperios contra el representante de los españoles. Luego se rasgan las vestiduras si en una final de la Copa del Rey se silba el himno de España, porque a los símbolos hay que respetarlos pero a los políticos no, por más autoridad o representatividad simbólica que ostenten. Lo cierto es que en el fondo, los que silban en los dos lados comparten notables ausencias de valores democráticos.

Y ese es hoy uno de nuestros problemas, repensar la democracia en su dimensión inclusiva, con todas las contradicciones que supone incluir a sectores que rechazan ese carácter inclusivo para otros, pero quieren que la democracia los incluya a ellos. No hablo solo de la extrema derecha, ni de que Feijoo empiece a dejarse ver sonriente con Abascal, que también.

Incluidos tampoco se sintieron los jueces conservadores por un supuesto error del Ministerio de Defensa, que aprovecharon para hacer política mediática; y es que resulta tan obsceno el sesgo ideológico de la justicia que igual sirve para no ir a un desfile que para mandar a la cárcel a un ciudadano. No me importa si asisten o no a un desfile, que pataletas infantiles las hemos tenido todas, sí me horroriza que en una sentencia, los jueces progresistas voten en un sentido y los conservadores en otro.

Que la música militar dejara a Paco Ibáñez en la cama no es más que la constatación de que la mayoría de los militares son de derechas, con culturas políticas donde la autoridad, el orden o la disciplina, tienen una presencia peculiar. Igualmente, la mayoría de los jueces son conservadores; lo son por extracción social, pero también por personalidad, por sus concepciones de orden, autoridad, jerarquía, etcétera, incluso por el propio apego a la norma. Y eso en principio no es ni bueno ni malo; salvo que ser conservador o progresista se convierta en el sesgo de interpretación de la propia norma; entonces tenemos un problema.

El Consejo General del Poder Judicial no es solo el gobierno de los jueces; es también el poder del pueblo español sobre la justicia, la garantía de la independencia de los jueces; pero en las condiciones actuales, que lo elijan jueces no garantiza la independencia sino el vínculo conservador; que es lo mismo que decir que deje de representar al pueblo español.

¿Se imaginan que a alguien se le ocurriera decir que los políticos elijan a los políticos? Ya sé que no es exactamente lo mismo, pero va de lo mismo, de democracia. Y vale la pena pensarlo.