El poeta y el Himalaya

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

JUAN GRONDONA

10 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

En Abaddón el Exterminador, la rara y magnífica novela de Ernesto Sábato, existe un capítulo titulado Querido y remoto muchacho. Es la respuesta a una carta que el autor recibe de un chico, que escribe en su pequeña ciudad de provincias de la Argentina profunda y se siente solo e incomprendido. El autor consagrado lo arropa y le explica cómo a Sthendal lo despreciaba Saint Beuve o a Brahms un tal Hugo Wolf, y cómo ahora, frente a la gloria de los primeros, nadie sabe quienes son los segundos. Dice también que cualquiera se siente autorizado a juzgar a un hombre que escaló el Himalaya porque come igual que él, olvidando que lo que está en juego no es la comida sino la ascensión al Himalaya.

Digo esto porque mientras la gente habla, discute, baila reguetón, juega al fútbol o lo contempla... y hace ruido, mucho ruido, hay unos cuantos, unos pocos jóvenes que tienen el alma desgarrada y no saben por qué, que les duele la vida, y escriben porque intentan atrapar, como quien aplasta un mosquito contra el papel de un manotazo —y que al quedar despanzurrado muestra con las patas las letras que al volar llevaba desordenadas—, un verso, una sobada metáfora que para ellos es el descubrimiento de la metafísica.

Cuando saltamos gritando gol, hay un querido y remoto muchacho que lee La voz a ti debida o Los versos del capitán, y escribe la palabra desasosiego, que es un sustantivo juvenil, y se siente menos solo. Por él, hoy, escribo esta modesta columna, y lo animo a subir el Himalaya.